La pandemia y la guerra en Ucrania son dos catástrofes que están sacudiendo al mundo en esta segunda década del siglo XXI. Aunque sus negativas consecuencias a todos los niveles son evidentes, también han puesto de relieve las fortalezas y debilidades de los diferentes países. Entre las primeras destacan la ciencia y la tecnología. En el caso del covid-19, la actividad científica para la obtención de vacunas ha culminado con éxito al obtener viales eficaces en menos de un año desde que la pandemia fue declarada como tal por la Organización Mundial de la Salud. Respecto a la tecnología, no se concibe el desarrollo de un país sin ella. Por eso,
Euskadi alberga un gran potencial innovador a pesar de la falta de talento, ligada a la crisis demográfica y deficiencias del sistema formativo, según se puso de relieve en la mesa redonda organizada por ESTRATEGIA EMPRESARIAL para debatir sobre innovación disruptiva, entendida como aquella que deja obsoletas las que se estaban utilizando hasta ese momento. En el encuentro tomaron parte Marian Ibarrondo, directora de Investigación e Innovación Sanitaria del Gobierno vasco; Ibone Rodríguez de Pablo, directora general de la compañía Zunibal, especializada en soluciones tecnológicas innovadoras para la pesca sostenible, y Juan Tomás Hernani, CEO