Desde la convicción de que hemos tocado el suelo en esta larga crisis, quiero referirme en estas líneas a la disposición y a lo que el CES Vasco puede aportar en la tarea de recuperación que nos aguarda. Una recuperación que será lenta y cuya esperanza se sustenta en la mejora de las expectativas de crecimiento económico y de empleo conocidas, por más que sean débiles y divergentes. Las últimas previsiones del FMI y de la Comisión Europea –que publicamos en el boletín del CES de este mes– apuntan en esta dirección, aunque el FMI mantiene unas expectativas más moderadas (salvo para Reino Unido y EE.UU.) que las de la Comisión Europea. Así,
En un reciente coloquio entre empresarios organizado por SEA, además de los habituales temas sobre la recuperación, el empleo o la financiación, se puso sobre la mesa la percepción social de la empresa y la consideración de la figura del empresario. Y sorprendió escuchar las poco esperanzadoras opiniones sobre cómo la sociedad percibe a las personas que arriesgan y generan riqueza. Los tres participantes coincidieron en apuntar que se prefiera hablar de emprendedor y no de empresario, que no se enseñe en las escuelas el valor de crear una empresa y que los responsables institucionales hagan una defensa ‘tibia’ de los hombres y mujeres de empr