"Diálogos a 3"

JUAN?UGARTE SECRETARIO GENERAL DE SEA EMPRESARIOS ALAVESES

JUAN?UGARTE
SECRETARIO GENERAL
DE SEA EMPRESARIOS ALAVESES

La espuma que provoca el oleaje de la actualidad oculta en muchos casos a la gran opinión pública el grueso de la realidad que ocupa e importa al mundo empresarial y que afecta al conjunto de la sociedad. En Diálogos a 3, una suerte de encuentros periódicos protagonizados por empresarios que celebramos en Álava y que están dirigidos a este colectivo, se navega por encima de esa espuma y nos sumergimos mar adentro, en lo que importa.
El último de estos encuentros, más allá de abordar la posible incidencia en los mercados de la situación post 20-D, puso el foco en tres elementos vitales para la competitividad y futuro de Álava y Euskadi: la atractividad de nuestro territorio y comunidad desde el punto de vista fiscal; las relaciones laborales; y el pseudo proteccionismo liderado por los países más liberales del mundo frente a la permeabilidad de nuestras fronteras.
Y mientras en foros como este la iniciativa privada habla de lo que importa (competitividad, flexibilidad, futuro…) nos encontramos con debates desde la esfera pública que hablan de activar las 35 horas. Vamos a ver. No es fácil que los economistas nos pongamos de acuerdo en casi nada. Sin embargo, existe una práctica unanimidad entre nosotros sobre los nulos efectos del reparto del trabajo sobre el nivel de empleo. Horas de trabajo y tasa de paro son dos variables no relacionadas. Un claro ejemplo lo tenemos en la historia. En 1980 se aprobaron las 40 horas y no hubo creación neta de empleo. Y más recientemente hemos asistido a la convivencia de reducciones significativas de la jornada media laboral pactada con incrementos muy importantes del desempleo.
¿Por qué, entonces, este renovado interés por las 35 horas? Pues porque se hace necesario más política con “P” mayúscula, porque a pocos se les escapa el componente electoralista de la medida y eso que, afortunadamente, las proposiciones de reducción de jornada en el sector público no incluyen aumentos de plantilla, finalidad presunta de la medida. Pero esto no es gratis, no es “pólvora del rey”, nos cuesta unos 8 millones de euros al año a todos los vascos. Fondos que entiendo debieran tener otra finalidad como la inversión productiva, cuyo efecto sobre el empleo es mucho más claro y real.
Las medidas que sí crean empleo son incómodas para la mayoría de los políticos, aunque son las que realmente nos piden desde Bruselas: dotar de flexibilidad al mercado laboral; “despenalizar” el contrato a tiempo parcial; fomentar la movilidad geográfica; o modificar el subsidio de desempleo y los costes del despido. Esas son propuestas que resultan difíciles de asumir por la opinión pública.
Nos guste o no el mercado de trabajo ha de responder a la situación post crisis. Si los esfuerzos se dedican a argumentar y contraargumentar la reducción de la jornada, ¿quién explicará a los ciudadanos la necesidad de flexibilizar nuestro mercado laboral? O, ¿esto va a ser sólo para la parte privada de nuestra sociedad?
Nosotros a lo nuestro: a potenciar la competitividad de nuestras empresas y a impulsar, como hacemos desde Confebask, principios y criterios realistas para fijar un modelo de relaciones laborales de futuro.
Un modelo que nos va a servir para articular consensos nuevos en principios capitales como la colaboración, la implicación, la adaptabilidad, la equidad retributiva y productividad, la cualificación; la estabilidad, y la equidad intergeneracional.
Por cierto, un modelo y unos principios, realistas, que podrían ser de perfecta aplicación en el sector público.

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