Transcurridas las elecciones al Parlamento Vasco, y a la espera de la formación del nuevo Gobierno en Euskadi, lo primero que podemos decir es que una de nuestras principales reivindicaciones se ha cumplido. La posibilidad de que la política vasca se contagiara de la incertidumbre de Madrid nos preocupaba, porque la salida de la crisis no espera. Y todo lo que añada dudas a un panorama económico todavía incierto lejos de ayudar, perjudica. Finalmente, la sociedad vasca ha hablado, y parece que ese riesgo queda definitivamente conjurado. La estabilidad en Euskadi, en gran medida sustentada por la cultura del pacto y el diálogo entre diferen
En unas cuantas ocasiones hemos reflexionado en este espacio de lo adecuado que es atender a lo apremiante, pero sin desviar la atención de lo estratégico. Durante los años más duros de la crisis, ese equilibrio inestable se escoró más hacia lo urgente, a paliar sus consecuencias. Pero en Euskadi nunca hemos abandonado lo importante: avanzar hacia el objetivo de ser una sociedad que basa su crecimiento económico en el conocimiento, porque éste va a ser el que nos permita, en el futuro, seguir haciendo ‘estado del bienestar’ y ayudar a que nadie se quede atrás. Por ello, este camino no se debe truncar. Es más, se debe profundizar en el mismo