El Banco Central Europeo ha sorprendido con unas medidas más contundentes de las que muchos esperaban, con el objetivo de evitar que la zona euro entre en deflación. Bajar los tipos al 0%, ampliar la compra de deuda pública y privada hasta 80.000 millones de euros al mes, penalizar a los bancos por la liquidez que depositan en sus cuentas y llegar a pagar a estos cuando destinen el dinero a créditos es sacar la artillería pesada. Pero, como siempre, esta decisión tomada ahora, cuando hace dos meses se negaba, tiene dos lecturas. La buena, que el BCE dispone de argumentos, medidas y actuaciones capaces de estimular la economía, ante la debil
Desde las organizaciones empresariales vascas, venimos insistiendo en la importancia de contar en Euskadi con una fiscalidad favorecedora de la actividad económica y empresarial. En este sentido, hemos pensado siempre que la política fiscal es un elemento indudable de consolidación y también de atractividad hacia nuevos proyectos empresariales que se está utilizando permanentemente como un factor de implantación y localización. Contar con una fiscalidad atractiva no significa pagar menos impuestos. No es esta la propuesta. Quiero insistir que tener una presión fiscal excesiva y por encima de nuestro entorno económico está mermando nuestra