2020 ha sido un año para olvidar. La actividad económica en Euskadi ha caído un 9’5%, hemos perdido en torno a 1.600 empresas y se han destruido alrededor de 22 mil puestos de trabajo. Afortunadamente, los ERTE y las líneas de liquidez a las empresas han permitido amortiguar algo el golpe. Desde que comenzó la pandemia, cerca de 200.000 vascos han pasado en algún momento por un ERTE, esto es, más del 20% de la población ocupada. Hoy la cifra es mucho menor, aunque no ha desaparecido del todo. Todavía, entre un 20 y un 30% de las empresas vascas considera que su mercado está en recesión. Eso sí, y a pesar de todo, una amplia mayoría de las
2020. Un año que quedará grabado en la retina de todas nosotras y nosotros. Un año en que la pandemia nos puso delante del espejo de la manera más descarnada la debilidad del ser humano, pero también nos trajo la fuerza de la solidaridad, la reivindicación de la ciudadanía organizada, la firme colaboración y el deseo de superación. En esta mar de contrastes, el Cooperativismo de Euskadi ha navegado como un barco con una estructura robusta y unos activos, las Empresas Cooperativas, que han desempeñado con destreza su misión, no sin dificultades, en unas aguas muy convulsas. Y lo que es fundamental, no dejando hundirse a nadie. Porque si algo
