Los populismos, los repliegues nacionales, el Brexit, las distintas concepciones de la Unión... estaban poniendo en duda la viabilidad del proyecto de la UE como ente político con voz única. Pero ha tenido que ser un virus quien venga a dar un posible impulso al europeísmo. A la exigencia del Parlamento Europeo le siguió la iniciativa conjunta de Merkel y Macron y, recientemente, la presidenta de la Comisión presentó el fondo de recuperación: 500.000 millones de euros como transferencias y 250.000 millones como créditos. Un potente plan que está a medio camino de las peticiones de los países más austeros, partidarios de préstamos condiciona
¿Cómo gestionar la crisis y al mismo tiempo construir el futuro?; ¿cómo será el mundo del mañana?; ¿cómo fijar unas líneas de reflexión estratégica que dibujen, a modo de brújula social, qué camino seguir?; no conocemos el futuro, solo sabemos que no se parecerá al presente. La inédita situación que vivimos abre numerosas incertezas e incertidumbres con enorme repercusión en la dimensión ciudadana, social y empresarial vasca. Resulta imposible aportar respuestas sencillas e inmediatas a cuestiones tan complicadas y que lo relevante es saber qué pautas, qué proceso, qué iter se prevé seguir para minimizar en todo lo posible las distorsiones