El pasado 12 de julio se celebraron las elecciones vascas que, en principio, se iban a celebrar en abril, pero el covid también afectó a los procesos electorales. La ciudadanía ha hablado. Cada cual hará sus lecturas y sacará sus consecuencias, pero nadie discute quién ha sido el ganador de los comicios del 12-J y a quién los electores encomiendan la tarea de pilotar la reconstrucción. Ahora no es momento de demorar los trámites y sí de constituir rápidamente un Gobierno vasco que va a tener como tarea fundamental, y titánica, hacer frente a las consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la pandemia. No se puede perder tiempo en temas accesorios; las personas y las empresas esperan el plan de reactivación y empleo que acompañe y guíe esta etapa. No va a ser un tránsito fácil; se van a necesitar todos los brazos, todos los esfuerzos y todos los ánimos. La probable reedición de un ejecutivo entre PNV y PSE, esta vez con mayoría absoluta, no aparca la necesidad de alcanzar un acuerdo amplio con los agentes socioeconómicos para establecer las bases de la reconstrucción. Porque una de las palabras clave de esta época que nos toca vivir es colaboración: esta obra es de tal dimensión que hay que contar con todos los que quieran ayudar. Y, además, todos nos vamos a ver afectados por el resultado de esta empresa. Porque el éxito del Gobierno vasco, en este caso, va a ser el éxito de todos nosotros.