No hay duda de que lo que más diferencia a los proyectos de innovación social de otro tipo de proyectos innovadores es su inequívoca orientación a lo social, a resolver problemas y necesidades de los ciudadanos. La estabilidad y la cohesión social nunca benefician a unos pocos, no se aprecian suficientemente cuando la sociedad las disfruta, pero se echan mucho de menos cuando carece de ellas. Los tiempos que vivimos son la mayor evidencia de una sociedad y un entorno poco y mal integrado, desorientado, en el que son ya demasiadas las personas que solo alcanzan a ocuparse de sobrevivir en las condiciones menos indignas. ¿Qué sociedad puede
La crisis económica que atraviesa nuestro país, con la dolorosa consecuencia de un paro desbocado, ha situado el problema del desempleo como prioridad absoluta en materia de responsabilidad social empresarial. Y la verdad es que no es para menos o, por decirlo de otra manera, en La Fundación San Prudencio creemos que no es para menos. Si la acción socialmente responsable de las empresas es siempre necesaria y no puede abordarse como una campaña de marketing, la conservación del empleo, con todo lo que conlleva para la familia, el entorno del trabajador, la sociedad y la propia empresa, es hoy más que nunca una prioridad de primer orden,