El último informe de competitividad de Orkestra constata que vamos por el buen camino, aunque aún nos quedan cosas por mejorar y afinar. Hemos ganado en productividad y en flexibilidad, en definitiva, estamos en una buena posición para aprovechar el impulso de la economía. Pero, al mismo tiempo, se habla de una ‘realidad dual’; en la que conviven empresas con pérdidas y con dificultades para abordar estos procesos de transformación. Es decir, las condiciones favorables detectadas no van a afectar de igual manera a todas las empresas, ni a todos los sectores, ni a todos los ciudadanos. En este sentido, recomienda cambiar la política de atracción de capital extranjero y seleccionar las inversiones industriales orientadas a aprovechar los centros tecnológicos y el desarrollo de I+D que hay en Euskadi. Nos ven como buenos productores, pero aún no como generadores de conocimiento. Tenemos problemas de exportación de esa I+D y de desarrollo de la fabricación avanzada, porque supone un auténtico cambio de ‘chip cultural’ para las empresas. Otro aspecto a mejorar es la estrategia financiera, un sistema que participe en el desarrollo de los programas de crecimiento y competitividad, que aporte en su diseño. Además de no olvidarse de las pequeñas empresas. El objetivo es realizar un tránsito acelerado hacia una economía de la innovación, sustentada en la diversificación, la transformación productiva y el impulso a la innovación no tecnológica. Algo de lo que tomaron nota los responsables institucionales.