La patronal vasca ha elegido a su máximo responsable. Correspondía que la propuesta partiera de los empresarios alaveses y así Roberto Larrañaga es ya el nuevo presidente de Confebask. Un nombramiento que no ha estado exento de dificultades y desencuentros, más por las formas, que por el fondo o por la persona propuesta, que llevaron a los vizcaínos a abstenerse. Pero una vez culminado el proceso de elección, lo que se requiere es recuperar la colaboración, la lealtad y el compromiso para defender al empresariado vasco. En los próximos cuatro años Larrañaga va a tener la oportunidad de confirmar esa apuesta por el reforzamiento de Confebask, incluso de reflexionar sobre la modificación de la organización interna de la confederación empresarial vasca. Pero más importante que el aspecto interno va a ser la capacidad que demuestre la organización empresarial para aprovechar el inicio de la salida de crisis y mejorar el papel social de los empresarios con su ejemplo en el día a día. Para ello, este colectivo debe abrirse a la sociedad y ser más proactivo. Las dificultades y las inercias son muchas, pero estamos en un buen momento para que la percepción social de los empresarios cambie a mejor. Esta crisis ha demostrado que la evolución de la economía depende de las empresas y éstas, a su vez, de sus personas, empresarios y empleados. Si todos asumimos esta ecuación con mayor normalidad estaremos recorriendo un camino correcto.