Estamos en una época en la que la crisis nos ha obligado a repensar muchos temas. Algunos, era necesario que evolucionaran y se adaptaran a los tiempos; otros, han sido empujados por la necesidad. El sentido común y la prudencia se han impuesto y se han retomado valores que se habían abandonado, parecían pasados de moda. Las empresas, las finanzas, la gestión, el capitalismo, las cooperativas, las organizaciones patronales, las sindicales... se han visto sacudidas por este torbellino. Y las relaciones laborales, también. Tener que reflexionar sobre cómo se estaban haciendo las cosas no es perjudicial, todo lo contrario. Lo malo es establecer
A estas alturas, nadie pone en duda que el número de litigios o pleitos, para mejor entendernos, se ha reducido en las jurisdicciones civil, mercantil y contencioso administrativa. No podemos decir lo mismo en lo que respecta a las jurisdicciones penal y laboral o social, en las que la imposición de costas y tasas judiciales apenas se produce. Mayor controversia suele provocar el análisis de las causas que han provocado esta situación. Hay quien achaca el descenso de la litigiosidad a una causa natural, como es la propia crisis económica: si no hay dinero con el que pagar a los profesionales y hacer frente a otros gastos judiciales, difíci