El tradicional encuentro anual de Elkargi, con motivo de su asamblea de socios, suele ser un momento para indagar en lo que está por llegar. Y la edición de este año, la 30, no fue una excepción. Además de la emotividad por el ‘traspaso de poderes’ de Pío Aguirre a Zenón Vázquez, se quiso hablar de futuro. Y la propia imagen del encuentro, un gran interrogante, ya adelantaba que nos encontrábamos ante grandes incertidumbres, pero quien espera a conocer el futuro, no va a poder dirigirlo, porque como se dijo en el Kursaal el pasado está lleno de futuros que nunca se cumplieron. En este sentido, tanto Josu Jon Imaz, como Arantxa González e Iñaki Gabilondo abogaron por el optimismo para enfrentarse a lo venidero, porque el mundo ha ido a mejor. Ante algunos cantos de sirena actuales en favor del proteccionismo y unilateralismo, abogaron por la globalización y el multilateralismo, que ha ayudado a que millones de personas hayan conseguido salir de la pobreza. Aunque en sociedades avanzadas ha aumentado la desigualdad, pero la globalización se puede regular y disciplinar, y para ello necesitamos ‘economías no perezosas’. Auguraron que las empresas van a tener que incorporar a su ADN, además de la cuenta de resultados, aspectos como la sostenibilidad y el beneficio social, en definitiva el humanismo, volviendo a las orígenes, que nunca debieron perderse.