La pandemia de la covid-19 ha encendido las alarmas a nivel mundial, originando efectos en cascada desde el ámbito sanitario al económico y social cuya magnitud todavía no se puede predecir, ya que dependerá de la escala de la segunda ola en la que estamos inmersos y del desarrollo y comercialización de vacunas eficaces, entre otros aspectos. Durante el embiste de la primera oleada, los países de la Unión Europea instaron a las instituciones europeas a promover una respuesta conjunta a la crisis, aunque sus impactos difieran entre territorios. En este sentido, junto con diversos mecanismos puestos en marcha desde el primer momento (aprovisi
En momentos como los actuales es difícil apuntar reflexiones o ideas no expresadas ya en este espacio desde el pasado mes de marzo. No hay varitas mágicas y hay que prepararse para una larga travesía. Si fuera tan sencillo como apretar el botón de ‘on-off’ y poder resetear la economía, todos los países estarían dispuestos a parar un tiempo y volver a arrancar para situarnse rápidamente en tasas anteriores. Pero esto no es así. Es bastante más complicado y complejo. Porque, frente a quienes contraponen salud a economía, hay que reafirmar que son las dos caras de la misma moneda. La una sin la otra no funciona. Y aquí es donde radica el quid