Quizá lo único que podemos esperar con toda certeza es el cambio. Ha sido, es y parece que será una constante en la historia de la humanidad. Ante este hecho podemos asumir dos actitudes: ser protagonistas del cambio produciéndolo, o sufrir el cambio adaptándonos a lo que otros provocan. Ser protagonista del cambio no es tarea sencilla pero los principales ingredientes de la receta son bien conocidos. Quizá el ingrediente fundamental es trabajar sobre un conocimiento realmente de frontera, el cual debe ser solvente y debe estar contrastado, pero a la vez en manos de un colectivo lo más reducido posible. No estamos hablando de innovar usand
Durante la fase más crítica de la crisis sanitaria del COVID-19, muchos sectores vieron menguada su actividad, reduciendo de esta manera las contrataciones con respecto a otros meses hasta un 30%. Una de las mayores preocupaciones por entonces, era buscar una manera de adaptar los negocios al nuevo modelo de vida que se había adoptado para garantizar la continuidad de su negocio. Para ello, muchas organizaciones tuvieron que desarrollar nuevas fórmulas para mantener la motivación de los equipos y elaborar nuevos planes de acción con la prioridad de fomentar la reactivación empresarial. Tras este esfuerzo por parte de las empresas en adapta