Lo que se venía anunciando se ha cumplido finalmente. Las previsiones económicas que servicios de estudio, entidades e instituciones habían realizado para este año se han tenido que revisar a la baja. Las sucesivas olas del covid y que la vacunación no haya supuesto vencer definitivamente al virus; los problemas logísticos globales; la falta de suministros clave y el incremento de los precios de algunas materias primas, y la consiguiente elevación de la inflación, han alterado la confianza empresarial. Ello evidencia una ralentización del crecimiento. Y esto es importante, porque no se detiene la recuperación, pero sí se relaja la intensida
Se acaban de conocer los datos relativos a la inversión, que no gasto, en I+D durante el pasado año y se confirma la percepción. La forma de enfrentarnos a la crisis pandémica ha sido totalmente diferente a cómo impuso Europa la austeridad en otras crisis. Si los ERTE aguantaron los empleos en lo más duro de la pandemia, la inversión en I+D no se ha resentido. Es más, ha crecido incluso con respecto a 2019 hasta alcanzar la cifra récord de 1.490 millones de euros. Eso supone que volvemos a estar por encima del 2% de inversión sobre PIB, con un importante salto porcentual ya que la pandemia tuvo mayor incidencia en el PIB que en la inversión