Estamos viviendo un momento histórico de profunda transformación de nuestro modelo productivo. De todos es sabido que Euskadi se enfrenta a varias transiciones: la tecnológico-digital, la energética-medioambiental y la demográfica-social. Las dos primeras son de sobra conocidas y asumidas por todos. La tercera, sin embargo, está pasando más desapercibida. Y es en ésta, precisamente, en la que me gustaría centrarme. Llevamos tiempo insistiendo en nuestro mensaje sobre las crecientes dificultades que tienen las empresas vascas para encontrar personas con las cualificaciones necesarias para atender su demanda. No es un mensaje nuevo. Pero sí
Tras el paréntesis veraniego enfrentamos la parte final del año con la esperanza y la intención de que se consolide la recuperación. Pero aún rodeados de muchas incertidumbres, porque no está muy claro el momento en el que estamos: una etapa pospandemia, gracias a la vacunación; o una etapa posquinta ola, porque no se consigue superar el virus con sus mutaciones. Lo que sí parece indiscutible es que la respuesta europea, en esta ocasión, está funcionando. Aunque Europa, siendo un apoyo importante, no nos va a sacar las castañas del fuego. Los incentivos y palancas europeos tienen que encontrar un terreno abonado para que podamos superar las