Hace ahora aproximadamente un año, cuando ya la presencia de la pandemia era evidente, escribí en estas mismas páginas un artículo cuyo título tomé de Kant: ‘¡Obedeced, pero pensad!’. En él ya adelantaba mis dudas sobre las formas en que se estaba abordando la situación. Y finalizaba con un deseo: “… ¡¡¡y volveremos a abrazarnos!!!”. Pues bien, ha transcurrido un año y, obedientes como hemos sido, el mandato ‘¡pensad!’ se hace cada vez más imperioso. En efecto, como ya entonces podíamos temer, el grueso de medidas sociosanitarias se ha basado en la restricción de derechos fundamentales, como la movilidad, la reunión, y otros, a través de e
La última reunión del Observatorio de Coyuntura Industrial, que agrupa a los clústeres de Euskadi, ha puesto una nota de optimismo en este panorama gris en el que nos encontramos. La mayoría de las asociaciones sectoriales esperan mejorar aspectos como facturación, empleo, cartera de pedidos, exportaciones e inversiones en I+D. Y coinciden en señalar, como era de esperar, que el ritmo de vacunación influye de manera directa en sus expectativas. Es decir, las vacunas suponen, además de un recurso sanitario clave para aplanar definitivamente la curva de contagios, un impulso claro para el renacimiento económico, ya que llevan aparejado el ret