El Gobierno vasco acaba de presentar las directrices para elaborar los presupuestos de 2022. Unas orientaciones que no ocultan el optimismo por la velocidad que empieza a tomar la reactivación, a medida que el proceso de vacunación se generaliza y se retoman actividades. Mejoran los indicadores de confianza empresarial, los datos de afiliación a la Seguridad Social, los índices de producción industrial..., incluso la agenda de eventos tiene pocos huecos ya para después del verano. Con los datos de marzo cerrados, el crecimiento se mantiene por tercer trimestre consecutivo y se espera que el año termine con una evolución positiva del PIB entre el 6,5% y el 7%. Crecimiento importante, pero aún insuficiente para recuperar la caída del 9,5% que se produjo en 2020. Parece que entramos en la etapa del rebote. En este camino, las próximas cuentas públicas, que se pueden aún aprovechar de la política fiscal expansiva que permite la Unión Europea, van a ser ambiciosas e inversoras. Una ambición que busca impulsar las grandes apuestas de la economía vasca, vinculadas a las grandes transiciones, y que, se espera, se vea reforzada con los fondos europeos. De esta forma, el Gobierno vasco quiere aprovechar esta ‘ventana de oportunidad’ que mantiene abierta Europa para maximizar las inversiones públicas. Unas cuentas pensadas para aprovechar la reactivación que comienza a materializarse.