La guerra de Ucrania y sus consecuencias están impactando directamente en nuestras empresas. Hemos entrado en otro periodo de turbulencias y las instituciones se aprestan a tomar medidas para hacer frente a la compleja situación por la que atravesamos. La realidad es que los sectores empiezan a acusar el golpe en sus carteras de pedidos, facturación y empleo, aunque todavía se confía en poder salvar el semestre. Ante esta realidad, las autoridades económicas se han visto obligadas a actualizar sus previsiones de crecimiento; es decir, a moderarlas. Y los problemas que se han dado por el paro en el sector del transporte no hacen si no agravar la situación. No queda otra que volvernos a poner manos a la obra. Apretar los puños y replicar la resiliencia demostrada durante la pandemia, mientras confiamos en que la situación bélica termine más pronto que tarde. Entre tanto, retomar medidas que hace dos años fueron positivas puede ser una solución, al menos de urgencia. Volver a inyectar liquidez, incrementar algunas subvenciones y adoptar disposiciones de tipo fiscal puede ayudar a los más afectados. Siendo conscientes, no obstante, de que nos dejaremos pelos en la gatera, de que esta segunda crisis consecutiva puede coger a algunos sin recuperarse de la primera. Y de que solo con responsabilidad, trabajo, esfuerzo y solidaridad superaremos la actual coyuntura.