La pandemia y la guerra en Ucrania son dos catástrofes que están sacudiendo al mundo en esta segunda década del siglo XXI. Aunque sus negativas consecuencias a todos los niveles son evidentes, también han puesto de relieve las fortalezas y debilidades de los diferentes países. Entre las primeras destacan la ciencia y la tecnología. En el caso del covid-19, la actividad científica para la obtención de vacunas ha culminado con éxito al obtener viales eficaces en menos de un año desde que la pandemia fue declarada como tal por la Organización Mundial de la Salud. Respecto a la tecnología, no se concibe el desarrollo de un país sin ella. Por eso,
Los sectores manufactureros de Euskadi incorporan desde hace años, en mayor o menor medida, tecnologías innovadoras como factor clave de competitividad y eficiencia en sus procesos productivos. La consecución de unas fábricas cada vez más inteligentes marca el futuro -y el presente- de la industria, que avanza hacia el 5.0 En un contexto de grandes dificultades (complicaciones para conseguir ciertos suministros industriales, crisis energética, inflación, etc.) ante las que hay que buscar soluciones, Euskadi apuesta por el impulso de la innovación y el incremento de la inversión en I+D para reforzar su sector industrial como puntal económico.