Los sectores agroganadero, pesquero y forestal-madera de Euskadi figuran entre los más afectados por el alza del precio de la energía y los suministros, que han puesto en jaque la viabilidad de muchas explotaciones. Por si los problemas fueran pocos, la inflación galopante, que disparó el precio de los alimentos, y la guerra en Ucrania, agravaron la situación de un sector esencial pero muy vulnerable, que en 2022 volvió a dejar al descubierto todas sus debilidades. Como noticia positiva, llegó un gran balón de oxígeno desde Bruselas al despejarse las condiciones del reparto final de las ayudas procedentes de la Unión Europea a través de la Po
Un vez superada la pandemia, el sector alimentario vasco retomó sus retos tradicionales: sostenibilidad, digitalización y cambios en los hábitos de consumo. Además, en 2022 se tuvo que enfrentar a los elevados costes de producción, logísticos y de transporte por el alza de los precios de la energía, que hicieron mella en cada uno de los eslabones de la cadena alimentaria. La industria alimentaria vasca ha sido una de las más resilientes al impacto de la pandemia, un examen difícil que ha superado con nota alta al garantizar el suministro a la población en los momentos más duros de la crisis. Con el covid-19 en retroceso, retomó sus retos tra