En el año 2023 quizás el dato externo más llamativo relacionado con el Modelo inclusivo participativo de empresa MIPE ha sido su presentación en un Seminario organizado en el Parlamento europeo en Bruselas en colaboración con la COMECE (Comisión de las Conferencias episcopales europeas). En él participaron cerca de 50 personas de distintas nacionalidades europeas. Sin olvidar la presentación realizada en Madrid a un grupo de trabajo del Consejo Económico y Social europeo. Ambas nos han permitido constatar el interés a ese nivel de la propuesta aquí surgida.

Pero probablemente la acción más eficaz ha sido el envío durante 15 semanas consecutivas de “píldoras” del citado Modelo a más de 2.000 empresas con plantilla superior a más de 25 trabajadores de la CAV.

Todo ello en el marco de una labor de difusión desarrollada desde la Fundación Arizmendiarrieta que ya suma 153 presentaciones, de las que 103 se han realizado en la CAV y Navarra, repartiéndose el resto entre el Estado español (13), Europa (20) y resto del mundo (17).

La propuesta, como es sabido, tiene su base en los principios y valores del humanismo de Arizmendiarrieta, por una parte, y en prácticas de gestión de éxito desarrolladas en la Experiencia Cooperativa de Mondragón. Se enfoca en el desarrollo de las potencialidades humanas de los trabajadores y la cooperación entre ellos en aras del éxito de un proyecto empresarial compartido, cuyos resultados sean también compartidos.
Recordemos que el Modelo se basa en cuatro ejes: 1.-Modificar las prácticas de gestión y la cultura de empresa, basándolas en la confianza, transparencia y cooperación para su competitividad y sostenibilidad. 2.- Formular un proyecto compartido por los propietarios, directivos y profesionales de la empresa, beneficioso a largo plazo para todos y en el que se dé prioridad a la sostenibilidad del proyecto colectivo sobre los intereses de cualquiera de los grupos citados. 3.- Avanzar hacia la superación de la dinámica de confrontación entre capital y trabajo mediante la participación de los trabajadores en la gestión, en los resultados y en la propiedad. 4.-Preocupación por el impacto social de las actuaciones empresariales e implicación en algunos de los problemas sociales del entorno.

(Las prácticas concretas que se recomiendan para su desarrollo, así como los indicadores de seguimiento pueden consultarse en el siguiente link: https://arizmendiarrietafundazioa.org/documentacion/publicaciones/mipe-direccion-desarrollo-de-ambitos-orientaciones-y-posibles-indicadores )

Pero la aceptación de estas orientaciones no se está produciendo sólo en nuestro ámbito (en el que constatamos dos nuevas empresas que han obtenido el Premio Arizmendiarrieta por su puesta en práctica: AB Laboratorios de biotecnología, en Álava y Conor Sport en Navarra), sino que merece la pena destacar la coincidencia con las propuestas de algunos gurús del management, que apuntan a que la situación actual del desarrollo técnico exige la necesidad de buscar un nuevo paradigma organizativo que sustituya el taylorismo y aproveche en mayor medida las capacidades humanas, a la vez que favorezca precisamente el desarrollo de las mismas. 

Uno de estos expertos en gestión empresarial es Gary Hamel, que recientemente ha acuñado el término “humanocracia” como contraposición al modelo organizativo burocrático que, en cualquier caso, ha posibilitado tantos avances de la productividad empresarial en los dos últimos siglos.

Por otro lado, el Modelo no es exclusivo de empresas privadas, sino que también es aplicable a entidades que, sin tener como objetivo generar beneficios a sus accionistas, administran recursos económicos cuantiosos para prestar determinados servicios a la sociedad. Nos referimos a las entidades del llamado “Tercer sector” para las que hemos realizado la variante específica denominada MIPE Non Profit, presentada en el mes de octubre en la Semana de Gestión Avanzada de Euskalit y que también merecerá una labor de difusión intensa en el futuro.