“Cultura en organizaciones avanzadas”

Fernando Sierra, director de Euskalit

Fernando Sierra, director de Euskalit

Recientemente leí en un artículo que Agility Robotics tenía su primer robot humanoide, Digit, trabajando en un almacén de GXO en Atlanta. Bueno, nada demasiado novedoso, teniendo en cuenta las exhibiciones de los robots de General Dynamics o del Optimus de Tesla, salvo por un detalle; Digit tiene un salario. En su modelo de negocio esta empresa factura al cliente por el trabajo concreto y el turno que hace el robot.

Vemos noticias de que las organizaciones tienen dificultades para encontrar los perfiles adecuados (no sólo tecnológicos) y la juventud cuenta de manera cada vez más clara que tiene recelos con respecto a muchas empresas, pues sus aspiraciones o valores son diferentes. Y, sin embargo, muchas organizaciones siguen con los mismos planteamientos de búsqueda, atención o retribución de personal que tenían hace diez o quince años, y muchas personas jóvenes descartan proyectos porque no están dispuestos a renunciar a sus prioridades de flexibilidad, conciliación, salario o desarrollo profesional. 

Podríamos seguir añadiendo referencias sobre tecnología, empresa y trabajo que nos sorprenden e inquietan todas las semanas, pero asistimos con una cierta parálisis a una “tormenta perfecta” que lleva tiempo formándose y que se ve alimentada por elementos de alta complejidad como son las guerras y una geopolítica endemoniada, la polarización social y política, o tendencias de largo recorrido, como los dramáticos niveles de natalidad, la retadora integración de la inmigración o las complejas transiciones energéticas.

Y en este escenario, las organizaciones, acostumbrándonos de manera forzada a vivir en la incertidumbre, intentando avanzar y crear proyectos empresariales que tengan un propósito y den respuesta a unos objetivos retadores, con personas que muchas veces no se ven realmente identificadas en esos proyectos por múltiples motivos. Y aquí es donde la cultura de las organizaciones puede ofrecer una base sobre la que construir proyectos que cuenten con las personas, que realmente sean ilusionantes, retadores o integradores. Como señala de manera magistral Xavier Marcet, “las culturas organizativas son los comportamientos que desplegamos cuando nadie nos ve. Son huellas de liderazgos. Son batallas, éxitos y fracasos en la memoria colectiva, esa que se tiene, aunque no se haya sido protagonista”.

Sobre esas formas compartidas de comportarse en las empresas en estos momentos de incertidumbre es sobre lo que vamos a dialogar en la Semana Europea de la Gestión Avanzada que organiza Euskalit del 8 al 22 de octubre de 2025. Vamos a debatir con empresas y organizaciones, instituciones, centros educativos, centros sanitarios o consultoras sobre la cultura en las organizaciones y de muchos de sus elementos vertebradores, como son los valores, la conciliación, el talento, el reemplazo generacional, el bienestar, el compromiso o la sostenibilidad, y cómo no, del futuro del trabajo.

Más pronto que tarde tendremos que aprender a colaborar con robots y a integrar la inteligencia artificial en nuestra actividad diaria, pero lo que seguro que también tendremos que seguir desarrollando es una cultura organizativa que nos distinga, que nos represente, que nos aporte y en la que nos sintamos a gusto.

Para ello tendremos que aprender, compartir, arriesgar, ensayar y fallar, pero con la certeza de que, sin una cultura organizativa avanzada, nuestros proyectos tendrán una aportación limitada y poco atractiva tanto para las personas que los desarrollan en la actualidad como para las que queremos que se sumen y diseñen el futuro en nuestras organizaciones.

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