Bruselas pide una actuación inmediata en favor del renacimiento industrial europeo
- Estrategia Empresarial
- 10-Marzo-2014
La Comisión Europea insta a los Estados miembros a que reconozcan la importancia crucial de la industria para generar empleo y crecimiento y a que integren las cuestiones de competitividad relacionada con la industria en todos los ámbitos políticos.
Este es el principal mensaje de la Comunicación ‘Por un renacimiento industrial europeo’ adoptada por la Comisión, en la que esta invita al Consejo y al Parlamento a adoptar propuestas relativas a la energía, el transporte, el espacio y las redes de comunicación, así como a adoptar y hacer cumplir la legislación sobre la realización del mercado interior. Además, debe proseguirse la modernización industrial mediante una inversión en innovación, eficiencia de los recursos, nuevas tecnologías y capacidades o acceso a la financiación, todo ello acelerado por el recurso a fondos específicos de la UE.
Esta Comunicación promueve una Europa más favorable para las empresas mediante acciones para simplificar el marco legislativo y mejorar la eficiencia de la administración pública a escala regional, nacional y de la UE. Otras cuestiones clave son facilitar el acceso a los mercados de terceros países gracias a la armonización de las normas internacionales, procedimientos abiertos de contratación pública, la protección de los derechos de patente y la diplomacia económica.
En palabras de Antonio Tajani, vicepresidente de la Comisión y Comisario de Industria y Emprendimiento: “Europa está aún muy lejos de alcanzar la proporción del 20% de la industria manufacturera en el PIB de aquí a 2020. Por eso, la competitividad industrial debe ser el núcleo de la agenda política del Consejo Europeo de marzo de 2014. Con esta iniciativa, la Comisión transmite el mensaje inequívoco de que la reindustrialización y la modernización urgentes de nuestra economía son indispensables para crear puestos de trabajo”.
“Necesitamos un fuerte compromiso nacional y de la UE que garantice la coherencia y priorización de todos los instrumentos de que disponemos –añade el comisario–. Una estrategia industrial debe abarcar muchos otros sectores, en la medida en que están cada vez más interconectados y contribuyen mucho al éxito industrial”.
Condición para el crecimiento y el empleo
La Unión Europea está empezando a salir de la recesión más larga de su historia, que ha subrayado la importancia que tiene un sector industrial fuerte para la resistencia económica. El papel que desempeña la industria en Europa va mucho más allá de la fabricación: del aprovisionamiento de materias primas y el abastecimiento energético a los servicios a las empresas (logística) o a los consumidores (servicios posventa de bienes duraderos) o el turismo.
A la industria se deben más del 80% de las exportaciones europeas y de la investigación y la innovación privadas, lo que indica que su importancia es mucho mayor de lo que parece desprenderse de su proporción en el PIB.
Casi uno de cada cuatro puestos de trabajo del sector privado se encuentra en la industria y suele requerir una alta cualificación, y cada empleo adicional en el sector manufacturero genera entre 0,5 y 2 empleos en otros sectores. No obstante, la proporción de la industria manufacturera en el PIB disminuyó hasta el 15,1% en verano de 2013, y está muy lejos del objetivo del 20% para 2020, que la Comisión presentó en 2012.
Una industria competitiva, en la Agenda Europea
La importancia de los desafíos que aguardan a Europa exige atención y una orientación al más alto nivel político, que es el Consejo Europeo. Esto es fundamental para garantizar la coherencia y la priorización de todos los instrumentos de que dispone la UE.
La Comisión invita a los Estados miembros a reconocer la importancia fundamental de la industria para impulsar la competitividad y el crecimiento sostenible en Europa y para una integración más sistemática de los aspectos relacionados con la competitividad en todos los ámbitos políticos.
A tal efecto, la Comisión considera necesarias las siguientes prioridades en favor de la competitividad de la industria europea:
- Reforzar la integración de la competitividad industrial en todas las áreas políticas, dada la importancia de la contribución de la industria a la economía global de la UE.
- Aprovechar al máximo el potencial del mercado interior desarrollando las infraestructuras necesarias, ofreciendo un marco reglamentario estable, simplificado y previsible favorable para la iniciativa empresarial y la innovación, integrando los mercados de capitales, mejorando las posibilidades de formación y movilidad de los ciudadanos y completando el mercado interior de servicios, tan importante para la competitividad industrial.
- Tomar medidas en el mercado interior y a nivel internacional para garantizar un acceso a la energía y a las materias primas a precios asequibles que reflejen las condiciones internacionales.
- Desplegar y aplicar instrumentos europeos de financiación, combinando de modo eficaz los programas COSME y Horizonte 2020, los fondos estructurales (fondos regionales dotados de, al menos, 100.000 millones de euros) y la financiación nacional para seguir trabajando en innovación, inversión y reindustrialización.
- Restablecer el crédito a la economía real. A este respecto, el Banco Europeo de Inversiones debe desempeñar un papel más estratégico y conceder más préstamos a la innovación y a proyectos industriales. La UE debe solucionar las carencias que persisten debido a la fragmentación de los mercados financieros, y crear las condiciones para que surjan fuentes alternativas de financiación.
- Facilitar la integración progresiva de las empresas de la UE, las pymesen particular, en las cadenas de valor mundiales para incrementar su competitividad y asegurar el acceso a los mercados mundiales en condiciones competitivas más favorables.
La Comisión insiste en que aumentar la competitividad industrial es esencial para relanzar el crecimiento y el empleo con el fin de alcanzar la proporción de hasta un 20 % de la industria manufacturera en el PIB de aquí a 2020.
Informe sobre la estructura industrial
La creciente necesidad de incorporar la competitividad industrial en otros ámbitos políticos, puesta de manifiesto en la Comunicación de la Comisión sobre un renacimiento industrial europeo –y que se abordarán directamente en la sesión del Consejo de Competitividad de los días 20 y 21 de febrero–, ha quedado ratificada en el ‘Informe de 2013 sobre la estructura industrial de la UE: ser competitivos en las cadenas de valor mundiales’, que estudia más pormenorizadamente la tendencia a la baja en la industria manufacturera.
Este informe, que también destaca los lazos, beneficiosos para ambas partes, entre la industria manufacturera y los servicios, así como la importancia de las cadenas de valor mundiales, subraya que la mayoría de sectores aún no han recuperado el nivel de producción que tenían antes de la crisis, y que existen diferencias importantes entre sectores y entre Estados miembros.
Al respecto, Antonio Tajani, comisario de Industria y Emprendimiento, ha dicho: “Este informe pone claramente de manifiesto que la crisis de 2008 dio lugar a una importante aceleración del declive industrial europeo, y que la industria necesita un apoyo específico que le ayude a recuperar el crecimiento. Europa se encuentra aún muy lejos de lograr que la industria manufacturera suponga una proporción del 20 % del PIB antes de 2020”.
“Para cumplir este objetivo, debemos centrarnos en la reindustrialización –destaca el comisario–. Por lo tanto, ruego a los Estados miembros que, en el Consejo de competitividad que tendrá lugar la semana próxima, apoyen el nuevo pacto para la industria».
Principales conclusiones del informe
Como ya subrayaron otros estudios, el informe demostró que la frágil recuperación insinuada por un crecimiento positivo en 2010-2011 quedó interrumpida por una recesión del ciclo económico, y las industrias de la UE sufrieron una doble recesión. También confirmó que, desde 2001, la proporción de la producción económica correspondiente a los sectores manufactureros se redujo en tres puntos porcentuales, situándose en torno al 15% del PIB en 2012.
Diferencias entre los países. La producción manufacturera global de la UE oculta diferencias significativas entre los Estados miembros. Por ejemplo, se puede observar una fuerte recuperación en Rumanía, Polonia, Eslovaquia y los Estados bálticos, que han recuperado incluso superado sus máximos anteriores a la recesión.
Diferencias sectoriales: los sectores de alta tecnología, medicamentos y productos básicos resisten la crisis. Existen, asimismo, diferencias significativas entre sectores. La construcción, la industria manufacturera y las industrias mineras se vieron gravemente afectadas. Los resultados de las industrias de productos básicos, como alimentos y bebidas, y de medicamentos, han sido relativamente mejores. Las industrias manufactureras de alta tecnología no se han visto afectadas en la misma medida que otros sectores.
Los logros en materia de productividad y empleo varían significativamente entre sectores, con una disminución general en la industria manufacturera, especialmente en las industrias de baja tecnología. A raíz de la última crisis, la industria manufacturera de la UE consiguió reducir los costes laborales y aumentar la productividad; las industrias de alta tecnología fueron el principal motor del crecimiento, ofreciendo una mayor resistencia respecto de las repercusiones negativas de la crisis financiera gracias a un incremento de la productividad y a una dependencia energética limitada.
Los servicios crecen más deprisa que la industria manufacturera. Por término medio, entre 2000 y 2012, los servicios comerciales (que normalmente presta el sector privado) crecieron 1,7 puntos porcentuales en la UE y actualmente constituyen la mitad del PIB de la UE. La proporción de servicios no comerciales (que normalmente presta el sector público) también aumentó y en 2012 constituyó el 23% del PIB. A partir del periodo 2001-2010, el empleo ha crecido en las industrias de servicios, mientras que ha disminuido en la industria manufacturera.
Tanto la industria manufacturera como los servicios se benefician de los vínculos entre ambos sectores: Las industrias manufactureras utilizan cada vez más los servicios como parte de sus procesos comerciales; en el desarrollo y la venta de productos, y en las actividades comerciales horizontales, como contabilidad y logística. El mayor crecimiento de la productividad en la industria manufacturera podría extenderse a otros sectores. La creciente interdependencia entre la industria manufacturera y los servicios implica que la primera desempeña una ‘función portadora’ con respecto de los servicios que, en ausencia esta, podrían ver restringidas sus posibilidades de comercialización. Esta situación estimula la innovación y la mejora cualitativa de las actividades de servicios.
Las cadenas de valor mundiales son cada vez más importantes para la industria de la UE. La UE sigue siendo el principal actor en el comercio mundial, tanto en términos de bienes y servicios como de flujos de inversión. La globalización ha transformado las ‘cadenas de valor’ de las empresas con la creación de un número cada vez mayor de redes transfronterizas consolidadas. Si bien las empresas de la UE ya participan en las cadenas de valor mundiales, el refuerzo de su participación aumentaría su competitividad y aseguraría su acceso a los mercados mundiales en condiciones competitivas más favorables.
La inversión extranjera necesaria para la industria manufacturera se ha visto gravemente afectada. El aumento de los flujos comerciales globales ha ido acompañado de un crecimiento aún mayor de los flujos mundiales de capital, incluida la inversión extranjera directa (IED) que necesita la industria de la UE. Una proporción significativa de los flujos de IED (aproximadamente el 22 % de las entradas y el 30 % de las salidas) procede de los Estados miembros de la UE en su conjunto, pero tanto los flujos de entrada como los de salida se han visto gravemente afectados por la crisis.
En 2010, los flujos de entrada de IED de la UE alcanzaron aproximadamente un tercio de su nivel de 2007; la reducción de los flujos de salida fue todavía más acusada. La mayor parte de la reducción de los flujos de entrada de IED de la UE se debió a una fuerte disminución de los flujos de capital en el interior de la UE desde el comienzo de la crisis.