El próximo 26 de mayo estamos llamados a participar en unas elecciones decisivas para el futuro de Europa, y, por tanto, el de todos y cada uno de nosotros y nosotras. Ante esta convocatoria electoral, son cuatro las decisiones implícitas. La primera es si ir a votar o quedarse en casa. Elegir, o que otros decidan nuestro futuro. Los jóvenes en Gran Bretaña subestimaron la participación política y ahora lamentan un Brexit que pudieron evitar y que va a condicionar sus vidas irremediablemente. El derecho al voto, a que cada persona decida sobre las instituciones que le gobiernan, es una gran conquista que hemos logrado con no pocos esfuerzos
La participación del Reino Unido en las elecciones europeas se ha convertido en realidad tras la extensión del Brexit hasta el 31 de octubre. Dado que seguirá un tiempo más en la UE, y necesitará estar representado por eurodiputados, el país tendrá que convocar estos comicios. Aunque puede que no, si en el Parlamento británico se llega antes del 22 de mayo a un acuerdo para salir de la Unión.En cualquier caso, este cambio afectará a la composición de la Eurocámara en todos los sentidos: tanto en las perspectivas electorales de cada formación a nivel europeo, como a nivel nacional, ya que cambiará el número de escaños que tiene cada país. V