Neiker, centro miembro de BRTA, trabaja codo a codo con el sector agroganadero para ofrecerle soluciones innovadoras y transferibles para hacer frente a los retos que se avecinan.

El covid ha puesto de relieve la importancia de un sistema alimentario sólido y resiliente, que funcione en todas las circunstancias y sea capaz de garantizar a los ciudadanos el acceso a un suministro suficiente de alimentos a precios asequibles, como indica la estrategia ‘De la granja a la mesa’ (From farm to Fork) que la Unión Europea ha lanzado el pasado mes de abril como uno de los ejes principales del Pacto Verde Europeo.
Una estrategia que supone también una oportunidad para el avance del sector agroganadero de Euskadi, que se enfrenta, entre otros, a los retos reducir la dependencia de fitosanitarios y antimicrobianos, optimizar el uso de fertilizantes y mejorar la sostenibilidad.
En este contexto, Neiker, entidad del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco y miembro del BRTA, trabaja codo a codo con el sector agroganadero para ofrecerle soluciones innovadoras y transferibles que le permitan hacer frente a los retos que se avecinan. Así, en el ámbito de los fitosanitarios, por ejemplo, Neiker ha logrado reducir un 18% su uso en viñedos para tratar algunas enfermedades de incidencia en Euskadi (mildiu y oidio) y trabaja para que esa reducción sea posible también en otros cultivos como la remolacha o la patata. Además, busca alternativas al uso de este tipo de productos.

En relación a las emisiones de gases de efecto invernadero, cuya reducción es fundamental para combatir el cambio climático, Neiker dispone de instalaciones de última generación para medir las emisiones de metano del ganado ovino y de esta forma adaptar su alimentación. Asimismo, trabaja desde hace más de una década en proyectos relacionados con el bienestar animal, área en la que, junto al Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), ha desarrollado el certificado Welfair.
Por último, Neiker trabaja también en la obtención de nuevas variedades vegetales que produzcan productos más competitivos, de mayor calidad, más orientados a las necesidades de la industria y del consumidor, mejor adaptados al cambio climático y con menor impacto sobre el medio ambiente. Así ha registrado la patata Beltza, caracterizada por su color negro, su elevado contenido en antioxidantes y por su gran calidad para la restauración.