La inversión en I+D se está recuperando por primera vez en Euskadi desde 2012 y la previsión es que lo siga haciendo en el futuro. No obstante, si bien se mantiene la calificación de ‘región de alta innovación’, el débil avance de la pyme impide alcanzar aún niveles europeos.

Según el Informe de la Innovación 2018, desarrollado por Innobasque y presentado el pasado mes de junio en el transcurso de Global Innovation Day, en 2016 la inversión empresarial en innovación creció un 1,4%, situándose en el 1,03% del PIB. Este avance, primero que se produce en cuatro años, se verifica en un nuevo escenario de recuperación económica, si bien se sigue evidenciando la debilidad inversora de la pequeña y mediana empresa lo que sitúa a Euskadi lejos aún de los niveles europeos, situados en el 1,32%.
El Informe de Innobasque parte del estudio comparativo en términos de innovación que realiza la Comisión Europea entre un total de 220 regiones y que sitúa a Euskadi como única ‘región de alta innovación’ del estado y prácticamente del sur de Europa, posición que mantiene gracias, entre otros factores, a la mayor eficiencia del sistema vasco de innovación. En este sentido, el Informe de Innobasque constata el crecimiento de los resultados económicos de la innovación, reflejados en aspectos como el porcentaje de ventas de nuevos productos sobre la facturación, que se ha incrementado un 3,6%, o las exportaciones en los sectores de alto y medio nivel tecnológico, que han crecido un 72,4% respecto a los años de la crisis.
Nuevo escenario
El Informe destaca asimismo el buen comportamiento inversor de las medianas empresas, que en 2016 y por primera vez, fue superior (35%) al realizado por las grandes (34%). Otro factor en positivo lo constituye la mejor cualificación del personal que desarrolla labores de I+D, con un notable incremento de investigadores y doctorandos, también en clave femenina.
En la otra cara de la moneda, persiste la débil posición innovadora de la pequeña empresa con respecto de la media europea en ámbitos como la organización, comercialización o marketing, así como en inversión en maquinaria avanzada, software o patentes. El informe detecta asimismo un estancamiento de la inversión pública internacional en I+D, que en la última década “ha tocado techo”.

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