GUÍA DE LA INNOVACIÓN EN EL PAÍS VASCO 2022 "Innovación disruptiva, inspiración, transpiración y gestión"

Fernando Sierra, director de Euskalit

Fernando Sierra, director de Euskalit

Cuando oímos hablar de innovación disruptiva la vemos asociada a cambios radicales, enfoques revolucionarios o desarrollos tecnológicos, y vinculada con casos icónicos como Uber, Spotify o Netflix. Y si la innovación, y su buscado carácter transformador, cuenta con una alta aceptación, la innovación disruptiva se ve como el “no va más”. Sin embargo, el documento de referencia sobre innovación, el Manual de Oslo (OCDE, EUROSTAT 2018), se inclina por clasificar la innovación en dos tipos, en función de si se centra en los productos/servicios o en los procesos de la organización, y destaca la dificultad de identificar y medir la innovación disruptiva o radical (en base a su impacto o magnitud), dada la falta de definiciones prácticas y de su excepcionalidad.
En Euskadi, con un tejido empresarial formado sobre todo por pymes, muchas empresas destacan que detrás de su innovación hay inspiración (nuevos desafíos, exploración de oportunidades y asunción de riesgos) y mucha transpiración (pruebas, errores, avances y retrocesos). Y señalan, que, para maximizar las posibilidades de éxito, la gestión juega un papel clave, planificando, orientándose al cliente, implicando a sus personas (que son quienes innovan), buscando un impacto positivo en la sociedad o persiguiendo resultados sobresalientes.
Estas percepciones se ven confirmadas con sólidos estudios científicos (Bloom et al., 2019) que analizan la relación entre la gestión y la competitividad, con datos de miles de empresas, concluyendo que un mayor nivel de gestión se relaciona con mejores resultados e indicadores de innovación, más patentes y gasto en I+D. Igualmente, la Oficina Nacional de Estadística del Reino Unido (2021) concluye que las empresas mejor gestionadas tienen más probabilidades de realizar I+D y de innovar en producto y proceso, dedican más recursos y consiguen mayores rendimientos en estas actividades.
Entre los ejemplos de organizaciones vascas que están innovando con cierto grado de disrupción podríamos señalar a Eun Group, empresa familiar que ha dado un importante giro a su modelo de negocio, integrado la innovación y las tecnologías digitales para evolucionar de fabricante de producto (estanterías metálicas) a proveedor de soluciones (sistemas de almacenamiento inteligente). Señalan como fundamental la recogida y análisis de información clave, las relaciones con clientes y usuarios, el desarrollo de la imagen de marca o la motivación de las personas. También, el Centro Formativo Otxarkoaga, un referente en innovación social, que se ha transformado para cubrir necesidades de su alumnado, desde la formación en competencias técnicas o profesionales, a la vivienda, y con la diversidad y la inclusión como marca de referencia. Ha sido posible flexibilizando la comunidad educativa para prestar un acompañamiento personalizado, desarrollando el talento y poniéndolo al servicio de la sociedad, con su sistema de gestión como base para ese cambio disruptivo. O el modelo de atención en las Organizaciones Sanitarias Integradas realizado por Osakidetza a partir de 2013, con una integración estructural de las organizaciones de atención primaria y hospitalaria buscando un cambio de modelo de relación entre los profesionales que intervienen en el proceso asistencial para mejorar la atención a los pacientes y hacer frente a la cada vez mayor complejidad de la atención, la alta especialización, la intervención de numerosos servicios y el incremento de los pacientes crónicos y pluripatológicos. 
Es importante buscar ejemplos y ayudar a que la innovación en Euskadi aspire a ser disruptiva, útil, extendida y sostenible, y para ello una Gestión Avanzada es fundamental.

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