"Gipuzkoa en el año de la transición energética"

José Ignacio Asensio, teniente de diputado general y diputado de Medio Ambiente y Obras Hidraúlicas de Gipuzkoa

José Ignacio Asensio, teniente de diputado general y diputado de Medio Ambiente y Obras Hidraúlicas de Gipuzkoa

Si algún tema ha merecido el foco social, económico y ambiental en el año 2022, ese ha sido la energía. La invasión de Ucrania tuvo una repercusión inmediata en los precios del petróleo, del gas y de la factura eléctrica, y colocó a familias y a empresas en una difícil situación. La energía representa un tercio de los costes de producción de nuestras empresas, llegando incluso al 50%, con el impacto que ello representa en sus cuentas de resultados y en nuestra economía. Repercusión que también afecta a las familias que ven mermado su poder adquisitivo y comprometido su bienestar.

La subida de precios y la amenaza de una crisis de suministro hizo saltar todas las alarmas. El Gobierno de España reaccionó brillantemente negociando en Europa la denominada “excepción ibérica” que ha permitido reducir los precios a empresas y consumidores y que día a día gana partidarios. En cualquier caso, si algo quedó claro es que debíamos acelerar nuestra transición energética hacia un modelo basado en las energías renovables. Un modelo sostenible, resiliente ante futuras crisis, que es el camino para la competitividad de nuestras empresas, basada en una menor dependencia del exterior y de los combustibles fósiles.

En este contexto, el reto que nos planteamos desde el Departamento de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Gipuzkoa fue acelerar la transición energética del territorio, con acciones concretas que pudieran ponerse en marcha en el corto y medio plazo. Nuestro objetivo: superar un modelo con una dependencia energética exterior del 92% y con un consumo procedente en un 83% de fuentes no renovables. Para hacerlo, contábamos con la estrategia de sostenibilidad energética, ESEG 2050, aprobada en diciembre de 2021, que establecía como objetivo un consumo plenamente renovable en 2050. 

De las palabras pasamos a los hechos, con un modelo basado en la democratización de la energía y la colaboración interinstitucional: las comunidades energéticas ciudadanas. Los ayuntamientos ceden las cubiertas de los edificios públicos y desde el departamento de Medio Ambiente de la Diputación Foral, con ayudas de Fondos Next en muchos casos, se sufraga la instalación fotovoltaica y la puesta en marcha de la comunidad. El resultado ha sido todo un éxito: generación de energía renovables, ahorros de un 30% en la factura de los asociados y un empoderamiento ciudadano en torno a la producción y consumo energético. El sistema está funcionando en municipios como Zumarraga, Lasarte, Andoain, Eibar, Larraul y Urnieta y en 2023 estará presente en 37 de los 88 municipios y llegará a 6.000 hogares y pequeños comercios. 

Este modelo, una vez testado, se ha exportado al entorno industrial y en febrero de 2023 se puso en marcha la Comunidad Energética Industrial de Eibar, en el polígono de Azitain, la primera comunidad del sector industrial vasco. La denominada TEK Azitain, va a permitir que las ocho empresas del polígono puedan beneficiarse de energía renovable en formato de autoconsumo con un reducción del 25% en su factura anual de electricidad. 

Cara a medio plazo, en Gipuzkoa estamos avanzando también con proyectos estratégicos como la planta de hidrógeno verde obtenido a partir del biorresiduo tratado en Zubieta, que servirá para alimentar la flota de autobuses de Lurraldebus. El proyecto de la planta coloca a Gipuzkoa en el corredor del hidrógeno y es una apuesta contundente para incorporar nuestra industria a la transición energética y seguir liderando soluciones de movilidad sostenible.

Estas dos apuestas se complementan con un proyecto de economía circular para el desarrollo de un polo del plástico sostenible que se instalará en terrenos de la antigua Arcelor. La planta reciclará 30.000 Tn. de plástico que servirán de materia prima para nuevos productos que cumplirán con las certificaciones más exigentes, sin depender de materias primas basadas en combustibles fósiles.

2022 ha sido un año intenso que nos ha puesto a prueba. Pero, una vez más, la crisis y las dificultades han abierto la puerta de oportunidades, como las descritas en este artículo. Los acontecimientos nos enseñan que debemos aprovechar esas oportunidades y acelerar la transición energética, en un camino hacia la sostenibilidad imprescindible para desarrollar una economía próspera, socialmente responsable y respetuosa con el medio ambiente.

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