GUÍA DE LA INNOVACIÓN EN EL PAÍS VASCO 2022 "Búscate buenos problemas"
Juan Duce, director de Estrategia Digital en APD y APD Internacional
- Juan Duce
- 27-Diciembre-2022
Juan Duce, director de Estrategia Digital en APD y APD Internacional
Hace unos días recibí uno de los consejos más extravagantes que he escuchado jamás, que paso a compartir de inmediato:
- Y, sobre todo, -concluía mi comensal- busca problemas. Pero asegúrate de elegirlos bien…
Ahí te lo dejo. Como burofax en hora de siesta. Como un “tenemos que hablar” de tu pareja. El postre perfecto de un banquete lleno de aprendizajes difíciles de digerir. Hubo más “perlas” pero me las ahorro por la salud mental de todos.
Estoy seguro de que compartes conmigo la ansiedad que producen este tipo de mensajes. Tanto es así que el ruido que nos genera “el miedo a no llegar” se impone al aprendizaje. Miedo a no saber traducir bien las señales del entorno. Miedo a carecer de los conocimientos mínimos. Miedo, en definitiva, a la complejidad.
Salir de un bosque es complicado. Entender lo que está sucediendo en Siria es complejo. Seguir las tendencias es complicado. Entender lo que mueve las placas tectónicas de la economía es complejo. Afortunadamente, existen patrones de aprendizaje que pueden ayudarnos a separar el grano de la paja.
Patrón 1. Escucha la ola
Dicen los surfistas de verdad que es posible escuchar cuándo llega la ola buena. Es una habilidad muy útil porque una ola suele tapar la visión de las siguientes. Te permite dosificar recursos, al no malgastar tus fuerzas en las olas que no merecen la pena. Y puedes concentrarte en la que más recorrido te va a dar.
De vuelta a la innovación, nos cruzamos con el fenómeno de las oleadas. Basta con repasar quiénes son las organizaciones líderes de la economía actual para comprobar que todas ellas coinciden con compañías que asaltaron la complejidad en etapas tempranas. Supieron incorporar tendencias como la inteligencia artificial o el big data antes que los demás. De modo que, siguiendo este patrón, las empresas que sepan integrar el valor de tendencias como el Blockchain, la Web3, la tecnología NFT o el fenómeno crypto, serán los líderes del mañana.
Hasta aquí, todo lógico. Lo que no es tanto es la tasa de cambio -la velocidad- con que suceden las cosas. Porque hace de lo complejo algo complicado. El tiempo en que se desarrollan los ciclos de estas oleadas no paran de disminuir. Y ahí está el problema: no subirse a la ola ha dejado de ser una opción.
Patrón 2. El poder de la gravitación
Durante el 5 Congreso de Marketing de APD descubrimos el concepto de los “grandes atractores.” Un término introducido por Richard Rumelt en su libro ‘Good Strategy Bad Strategy’ y que se define como "un estado que proporciona un sentido de dirección para la evolución de la industria, que representa una especie de tirón gravitatorio”.
Lo curioso de este fenómeno es que sólo uno de estos atractores está vinculado a la tecnología. Son grandes atractores los nuevos modelos de negocio exponenciales, los espacios hiperpersonales, las mega tendencias tecnológicas, los cambios producidos en la ciudadanía en torno a los ODS / Agenda 2030 y los modelos basados en la centralidad del consumidor (Costumer Centricity).
El problema llega con la confluencia. Pensemos que sólo uno de ellos es capaz de desgarrar un tejido empresarial completo. Pero cuando la Innovación apunta hacia todas estas direcciones a la vez, se origina una suma de tormentas perfectas que hace más complejo lo complejo. Resultará, por tanto, obligatorio reformular propuestas de valor que se han mantenido en pie durante décadas.
La buena noticia es que es posible observar la dirección y el efecto de la gravitación en cada uno de estos paradigmas. Incluso es posible auditarse a uno mismo para descubrir lo lejano que estamos de su centro gravitacional. De esta forma ya puedes preguntarte cómo estás integrando la sostenibilidad en tu modelo de negocio, cómo estás adaptando tu sistema al comportamiento de tus usuarios, cuánto destinas a conocerlos o qué grado de deuda tecnológica estás dispuesto a soportar…
Está claro, amigo mío, que ha llegado la hora de que te busques “buenos problemas”.