El nivel de crispación social contamina a todas las instituciones, y el riesgo es tal, que puede distorsionar el debate del diálogo social propiamente dicho, planteando los líderes sociales, alternativas distintas a las reales que ofrece la coyuntura económica y que incluso se desprenden de las estrategias europeas. Desde nuestro punto de vista, ello no obstaría a que se produzcan, en el desarrollo de las negociaciones de la mesa de diálogo social, ámbito hoy de la concertación social, situaciones límite ¡ser o no ser!, cuestión esencial del marco de relaciones laborales y la negociación colectiva. Un ejemplo de lo que estamos señalando lo