El Ejecutivo del lehendakari Imanol Pradales trabaja ya en llevar a la práctica los compromisos adquiridos en la investidura. Lo que adelantó en su discurso ante el Parlamento comienza a dibujarse en las directrices presupuestarias y marco para elaborar el proyecto de presupuestos a la vuelta del verano.

Con la recuperación de las reglas de estabilidad, según los acuerdos europeos, que buscan reducir los ratios de deuda y los niveles de déficit, este volverá a ser un proyecto de cuentas públicas solvente, en línea con las aprobadas hasta ahora. Un proyecto que buscará conjugar la disciplina con la capacidad de poder ser algo más expansivos que los anteriores. Un verdadero reto hacer compatible la rigurosidad fiscal con las necesidades de inversión estratégica que se tienen que poner en marcha.

En el escenario de prioridades, ya adelantadas, la salud es la gran protagonista para 2025. Por ello, el Gobierno vasco propone hacer un esfuerzo especial, poniendo el foco en la atención primaria y en la mejora de instalaciones y equipamientos, para garantizar su máxima calidad.

En el ámbito relacionado con la empresa se deberá concretar el apoyo a la industria para conseguir una competitividad sostenible, que garantice el progreso, el crecimiento y el arraigo (quizás se vean los primeros pasos del fondo anunciado por el lehendakari para la puesta en marcha de infraestructuras industriales). Asimismo, se incluirá la partida específica para I+D+i, con el compromiso de incremento anual de un 6% mínimo. Además, las cuentas mostraron el compromiso con el estado del bienestar, el apoyo al empleo de calidad y la fidelización del talento.

Un trabajo importante, interno ahora y externo en septiembre, para lograr esos acuerdos a los que aspira el Gobierno y que superen el apoyo de los dos partidos que le sustentan. Veremos si se materializa el deseo en compromisos.