El Gobierno vasco acaba de presentar su proyecto de presupuestos para el ejercicio 2016. Como se esperaba, experimentan un pequeño crecimiento, pero las necesidades de la deuda y el control del déficit dejan poco margen de maniobra para los cerca de 300 millones de más de los que dispondrá el Ejecutivo. De esta forma, las cuentas muestran la prudencia ante la aún incipiente y desigual recuperación y la lógica que impone la realidad. Algunos habrían preferido que hubieran sido más expansivos, con el riesgo de seguir engrosando la deuda. Pero estos presupuestos son realistas y deben hacer frente a amortizaciones e intereses de anteriores ejercicios. Aún así, el foco sigue estando en el mantenimiento de unos más que aceptables servicios sociales, que palían las duras consecuencias de la crisis, sin olvidar las partidas destinadas a inversión, empleo y apoyo a las actividades de I+D+i. Las verdaderas bases de nuestro sistema económico. Algo que trasciende a nuestro sistema institucional y que es asumido social y empresarialmente. Así lo demuestran eventos como la Semana de la Gestión Avanzada, la Donostia WeekINN o la próxima Semana de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Tres manifestaciones del compromiso de toda la sociedad vasca con el crecimiento sostenido y la competitividad, basados en el conocimiento. Lo que tiene su reflejo, como no podía ser de otro modo, en estas cuentas.