El PNV y el PP han cerrado un pacto para apoyar los presupuestos del Estado y estamos ante un buen acuerdo para las empresas, la economía y la sociedad vasca. Temas como la paz fiscal, el desarrollo del TAV, la entrada de la Er-tzaintza en centros de inteligencia contra el terrorismo... son importantes. Además, la estabilidad económica y las inversiones que garantiza este pacto son claves para apuntalar la recuperación y despejar incertidumbres. Es cierto que el acuerdo responde fundamentalmente a la llamada ‘agenda vasca’, pero contiene elementos de interés general para todo el Estado, como la modificación de la tarifa eléctrica para más de 1.200 empresas o el compromiso, en el tema de la Alta Velocidad, de concluir el tramo Burgos-Vitoria, a la vez que la Y vasca, que no son menores. El único ‘pero’ de esta historia es que, seguramente, hay poca convicción. Si no hubiera habido necesidad de esos votos, dificilmente se habría logrado un acuerdo con estos componentes. Lo cual es preocupante. Si se entiende que lo acordado es bueno para ambas partes, porque si no, no se habría aceptado, entonces, a qué se debía su demora. No somos tan ingenuos como para no conocer los avatares de la política, pero da pena que con los temas importantes se haga muy poca ‘cuestión de Estado’ y se deje el desarrollo del Estado de las autonomías al albur de las necesidades parlamentarias del Gobierno de Madrid de turno.