
Tamara Yagüe, presidenta de Confebask
El balance de 2024 confirma que, a pesar de los obstáculos, Euskadi sigue avanzando. Ha sido un periodo de crecimiento moderado, gracias al impulso del consumo público y privado, así como a la solidez del sector de la construcción y de los servicios públicos.
No obstante, y éste es un dato muy relevante de cara al futuro próximo, la inversión y la industria han mostrado un rendimiento inferior al esperado, aunque, afortunadamente, nuestra industria ha resistido mejor que la de nuestros países vecinos.
En cuanto a las exportaciones, han sufrido un año complicado, con caídas significativas en el primer trimestre, que han lastrado el resultado de todo el ejercicio. La debilidad de la economía europea, en especial la alemana, está teniendo un fuerte impacto en nuestras ventas al exterior, que en 2024 ya han registrado una disminución del 20% en las ventas a ese mercado clave. Otro dato que habrá que seguir vigilando.
Por lo que respecta al empleo, en 2024 Euskadi ha continuado generando puestos de trabajo, 11.000 nuevos afiliados a la Seguridad Social, de tal forma que volvemos a registrar un récord histórico en ocupación, y la tasa de desempleo se ha reducido al 7%.
Hasta aquí, lo ocurrido en un 2024 que termina con muchísima incertidumbre, una variable que convierte a 2025 en un año francamente complicado de predecir. De momento, y a la espera de posibles medidas que insistan en lastrar el comercio internacional, en Confebask estimamos que la economía vasca podría mantener un crecimiento similar al del año pasado, en torno al 1,8%. Pero insisto: dada la volatilidad económica global, también manejamos una horquilla de crecimiento algo menor.
¿Qué nos dicen hoy en día las empresas vascas? Las últimas encuestas de nuestras organizaciones empresariales,- Adegi, Cebek y Sea-, revelan inquietud, sobre todo, por el devenir de nuestra industria, la guerra arancelaria y la falta de una respuesta unitaria y contundente en Europa.
Asimismo, nos muestran su preocupación por una serie de factores ‘internos’, propios de Euskadi, en donde sí podemos actuar, pero que, aun así, persisten desde hace años: elevado absentismo laboral - se ha convertido en una de las principales preocupaciones empresariales, afectando la productividad-, aumento de los costes laborales, falta de personal cualificado- sigue siendo una preocupación central para muchas empresas-, y la baja rentabilidad junto con la creciente fiscalidad.
Para afrontar estos desafíos, es crucial reforzar la sostenibilidad económica de las empresas, fomentar la inversión en innovación y transición digital y energética, y promover un clima laboral estable y productivo. También debemos abordar el problema del absentismo con medidas eficaces y apostar por la concertación social.
En definitiva, Euskadi aguantó el embate de un 2024 que terminó, eso sí, con expectativas menos halagüeñas de lo previsto. De cara a 2025, nos enfrentamos a un año con oportunidades para consolidar nuestro crecimiento y competitividad. Pero también, con desafíos importantes. La colaboración entre empresas, administraciones y agentes sociales será clave para afrontar un futuro incierto con determinación.
Afrontamos tiempos extraños. Desde Confebask, reiteramos nuestro compromiso con el desarrollo económico y social de Euskadi. Seguiremos trabajando para que nuestras empresas puedan generar empleo, innovar y contribuir al bienestar colectivo.