El clima industrial en Euskadi es bueno. Así lo constatan las diferentes asociaciones sectoriales que componen el Observatorio de Coyuntura Industrial. En la última reunión de este foro se ha palpado un ambiente generalizado de optimismo para el actual semestre. Las perspectivas positivas predominan en todos los parámetros. Aunque, sobrevuelan dos preocupaciones generalizas para todos los sectores: el talento y el reto de las redes eléctricas para asumir el incremento de la potencia que se prevé con las nuevas necesidades derivadas de las transiciones.
Esto es muy importante porque, además, se produce en un momento marcado por un alto nivel de incertidumbre, un contexto de estancamiento de la actividad económica en algunos de los principales socios comerciales y a la espera de que el Banco Central Europeo (BCE) comience a reducir el tipo de interés de política monetaria en el entorno del verano, seis meses antes de lo previsto en noviembre, gracias al descenso de la inflación.
Esta buena situación de nuestras empresas se comprueba también porque las diferentes fuentes de financiación son testigos de que las compañías se acercan a bancos, SGR, Bolsa y fondos en búsqueda de financiación en buenas condiciones para adquisiciones, inversiones productivas y crecimiento. Cuando, en otras ocasiones, se buscaba capital para atender urgencias de circulante o para refinanciar deudas anteriores. Además, la tasa de morosidad o de fallidos es muy pequeña, por lo que las compañías están cumpliendo con sus obligaciones con normalidad.
Otro indicador de la salud de la economía es el nivel de exportaciones, que en el caso del pasado mes de enero, siendo un 13% inferior al de enero de 2023, pero su valor es el segundo más alto de un mes de enero. En definitiva, esto demuestra la capacidad de adaptación de las empresas vascas ante un contexto complicado, marcado aún por la alta inflación y los altos tipos, sabiendo jugar en un mercado global complejo y altamente competitivo.