Estamos entrando en un momento de turbulencias en Europa, que debe tomar una serie de decisiones que le llevarán por uno u otro camino”. La frase de Arancha González Laya, decana de la Escuela de Asuntos Internacionales de París, en el marco de la jornada ‘La UE: percepciones identitarias y perspectivas de futuro tras las elecciones de 2024’ que, organizada por Eurobasque, tuvo lugar en los Cursos de Verano de la UPV, resume algunos de los retos a los que se enfrenta la UE tras las elecciones y que fueron objeto de debate en el Palacio de Miramar de Donostia. 
González Laya, a la que introdujo la exeuroparlamentaria Izaskun Bilbao, que se mostró “convencida de que la UE es el recurso principal de nuestra sociedad para encabezar la alternativa a sus  amenazas internas y externas”, estuvo acompañada por Carlos Closa Montero, catedrático de Ciencias Políticas y profesor de Investigación del CSIC, y por Judith Arnal, doctora en Economía y Empresa y, entre otras muchas cosas, investigadora en el Center for European Policy Studies (CEPS). Closa, que calificó estas elecciones como de “segundo orden”, hizo una lectura “moderada” del auge de la extrema derecha.  Eso sí, reconoció que se impone la “diferencia entre proeuropeos y antiintegracionistas, frente a la tradicional dialéctica entre derecha e izquierda”.

Eurobasque analizó en los Cursos de Verano de la UPV los desafíos que afronta la Unión Europea tras el escenario que han dejado las elecciones

Al hilo de los resultados, González Laya cree que las elecciones “dejan un doble mensaje”. Por un lado, “una mayoría de consenso” en el Parlamento y, por otro, uno “más preocupante”, el de los resultados en Francia y Alemania, de menos integración europea. Y no son cuestiones menores ya que, en opinión de la exministra de Exteriores, apostar por la integración de sectores que en su día quedaron fuera del Mercado Único es clave. “La intervención de los Estados en la economía es cada vez mayor, la competencia es desleal y hemos pasado de la cooperación internacional al transaccionalismo, donde todo se compra y se vende”. 
Un billón en inversiones
En ese contexto, la UE, según Laya, debe decidir si “quiere incidir en la economía internacional o el cambio climático o si va a ser vasallo de un trazo que hagan otros”. Bernal apoyó esa tesis señalando que “la pérdida de relevancia de la UE es creciente” con una brecha “cada vez mayor del PIB per cápita respecto a EE.UU.”. La profesora entiende que hay que “invertir en transición digital y ecológica, hacer frente a las necesidades de defensa y a la ampliación de la UE” y cuantificó la inversión entre “700.000 millones y un billón de euros, sobre la ya proyectada, para cumplir los objetivos planteados”.
Arancha González Laya amplió los retos a tres grandes prioridades. Una primera que apunta a una mayor integración de sectores como la energía, la tecnología digital, los mercados de capitales y la defensa, que en su día se quedaron fuera del Mercado Único y que ahora afectan a la competitividad, por su precio, y a la descarbonización, en el caso de la energía. A la seguridad, en el caso de la tecnología digital, por lo que dijo que “hay que ser actores de la industria tecnológica, que es lo que nos va a dar capacidad para competir con EE.UU. y China”. A los recursos para invertir porque “cada año se van a fondos de EE.UU. 400.000 millones porque nuestros mercados financieros están fragmentados”. Y a la defensa, para la que pidió más inversión para prepararle ante amenazas reales como las del ciberespacio.
La ampliación de la UE a los Balcanes, Moldavia, Georgia y Ucrania, “una necesidad geopolítica” según González Laya, sería la segunda gran prioridad, si bien significará reformar la UE en la toma de decisiones o en la aplicación de la solidaridad. Y, por último, la democracia como tercera prioridad. “Trabajar para proteger derechos y libertades, instituciones y luchar contra la desinformación”, finalizó la guipuzcoana.