La actuación de las administraciones debe consistir en ser las facilitadoras de la actividad y la iniciativa privada, en ser las diseñadoras de las estrategias de crecimiento y de puesta en marcha de instrumentos correctores de desequilibrios, es decir, de actuaciones anticíclicas. Si los responsables políticos están alineados con las necesidades económicas y sociales del país, comparten prioridades y son capaces de articular acuerdos sobre estos puntos, los ciudadanos los verán como agentes activos para revertir situaciones como la actual. En este punto, el Programa Marco por el Empleo y la Reactivación Económica recientemente aprobado por el Gobierno vasco, además de visualizar los consensos y las prioridades, es un instrumento muy adecuado para inyectar recursos en la economía vasca. Ahora que el optimismo parece comenzar a retornar es importante que estos aún tímidos signos se acompañen de iniciativas institucionales que los impulsen para que lleguen a la economía real, a las pymes y al empleo. Las prioridades están claras; los consensos políticos, alcanzados; los sociolaborales, todavía lejanos; pero esos 6.745 millones de euros anunciados hasta el año 2015 van a suponer incrementar el caudal de agua para mover el molino. Un instrumento clave para transformar la harina en pan, la fuerza hidráulica en electricidad, el hierro en herramientas... Las medidas de este Programa no son el revulsivo, pero si consiguen incrementar la velocidad del molino, tendremos más instrumentos para encarar la recuperación.