En numerosas ocasiones se ha asegurado que la recuperación era aún muy incipiente, parcial y de diferente intensidad según sectores e incluso empresas, tal como se constató en la Asamblea de Cebek. Y esto lo hemos podido comprobar estos últimos días en dos ámbitos industriales concretos: el siderometalúrgico y el aeroespacial. Dos caras de la misma moneda que, como la realidad, es complicada. Por un lado, la Federación Vizcaína de Empresas del Metal constata la dureza de la crisis para las compañías siderometalúrgicas, que vieron caer su actividad más de un 4% el pasado año y casi un 3% los dos primeros meses del actual. Aunque también augura una mejora de las previsiones para la globalidad del primer semestre. Estos datos confirman la evolución del IPI vasco y de las dificultades por las que atraviesa la industria vasca. Pero dentro de la industria hay algunos sectores de actividad que están aprovechando las posibilidades de crecimiento, como el aeroespacial. Las empresas vascas de la aeronáutica y el espacio, con mucho trabajo y dosis de innovación, se han hecho un hueco en este competitivo sector a nivel global. Todo ello se refleja en que el año pasado crecieron más de un 8% y las previsiones para los próximos años son también positivas. No es fácil participar en los programas de los grandes constructores internacionales, lo que demuestra que las capacidades de las compañías vascas están a la altura de sus exigencias. La situación de la siderometalurgia y la del aeroespacial conforman la realidad industrial vasca actual: compleja, difícil, y esperanzadora.