"La sostenibilidad como palanca de desarrollo empresarial"

Asier San Millán, director general de Siderex

Asier San Millán, director general de Siderex. Foto: Siderex

Teniendo en cuenta que el ejercicio 2021 fue un año de recuperación volviendo a cifras pre-COVID, donde el aumento de la demanda llegó a alcanzar cifras del 2019, las perspectivas para el ejercicio 2022 eran bastante positivas, pudiéndose consolidar incluso, los datos del 2021. 
Sin embargo, la invasión de Rusia a Ucrania en el mes de febrero de 2022 hizo que las positivas previsiones desaparecieran. Los impactos directos ocasionados por el conflicto, principalmente los relacionados con los costes energéticos (estando el componente del gas de por medio), unidos a la dificultad de poder acceder a materias primas (afectando a determinas cadenas de suministro), definieron el devenir del ejercicio 2022. 
A pesar de ello, en general las empresas supieron amoldarse y reconducir determinadas situaciones, y con excepciones, si se tiene en cuenta el conjunto de empresas que definen los diferentes eslabones de la cadena de valor del sector siderúrgico, hasta septiembre no les faltó carga de trabajo. Otro tema bien diferente fueron los márgenes generados.
Respecto al año en curso 2023, y arrastrados por la ola de finales de 2022 con ralentización de pedidos y solicitud de ofertas, el presente ejercicio está siendo un tanto dispar.
En lo que a las Ingenierías y fabricantes de equipo respecta, en general y como consecuencia del ligero aumento de pedidos del pasado ejercicio (sostenido en el 2023) la carga de trabajo es óptima y la facturación crecerá respecto al mismo periodo 2022 tanto en exportación como en mercado nacional. Se espera un final de periodo correcto manteniendo nichos, mercados y pedidos. 
La siderurgia en general internacional mantiene el ritmo inversor (en ámbitos como reducción de emisiones y uso de otras fuentes de energía) aunque la situación sería más favorable si las ayudas EU a nuevos proyectos se ejecutaran/agilizaran. 
Respecto al subsector de productores y transformadores de acero, existe una cierta debilidad de la demanda (Eurofer recientemente ha empeorado las perspectivas marcadas a principio de año para el curso 2023) e incertidumbre de casi todos los factores locales, nacionales y, sobre todo, internacionales. El motivo no es otro que los altos inventarios en toda la cadena de suministro por exceso de acopios tras la salida de la pandemia ante el temor de falta de suministros, y el aumento de entrada de productos de acero de países "low cost" provocando una competencia desleal y volátiles costos de materias primas y energía entre otros.
Poniendo el foco en el ejercicio 2024, el subsector de ingenierías y fabricantes de bienes de equipo está dando muestras de cierto agotamiento tras dos periodos (2022 y 2023) relativamente buenos. Bien es cierto que se espera continuidad en inversiones significativas en generación de energía limpia (aplicabilidad del hidrógeno en la industria) o producción de acero verde. 
Por su parte, los productores y transformadores de acero, no son capaces a día de hoy de calcular estimaciones ni ritmos de producción. 
A nivel normativo y con el objetivo de equilibrar las “reglas de juego”, la Comisión Europea ha puesto en marcha el mecanismo de ajuste al carbono en frontera (CBAM). Se trata de un mecanismo de defensa para compensar el esfuerzo inversor que las empresas europeas están haciendo para reducir emisiones respecto a países que no están sujetos a cumplir con los mismos requisitos. Este impuesto está en vigor desde el 1 de octubre de 2023 y finalizará el 31 de diciembre de 2025.
Del mismo modo, este próximo diciembre expira la ventana temporal de contingentes libres de arancel conseguida por la Unión Europea hacia Estados Unidos. A partir de ese mes volvería el sistema 232 impuesto por la Administración Trump (es decir, el 25% de arancel desde la primera tonelada exportada) y no por cupos temporales como hasta la fecha. En este sentido, es necesario que las Administraciones lleguen a acuerdos.
En definitiva, el sector siderúrgico se encuentra en un momento clave para su futuro. A los ya tradicionales retos a los que tiene que enfrentarse, sin lugar a duda, uno de los más apremiantes es la necesidad de avanzar hacia una mayor sostenibilidad. Sin olvidar la digitalización como elemento competitivo que permitirá abrir un abanico de oportunidades para mejorar la eficiencia y la productividad en toda la cadena de valor.

Más noticias de Opinión / Iritzia