Terminamos 2015 con cierto sabor dulce. Los resultados parecen confirmar la senda de recuperación, lenta pero mantenida desde 2014. El consenso de los analistas y estudiosos sitúa el creci- miento del PIB cerca del 3%. Es cierto que hay factores exógenos que ayudan en este camino (bajo precio del crudo, devaluación del euro frente al dólar, bajos tipos de interés, estímulos en política monetaria del BCE, etc.), pero es muy destacable el empuje endógeno de las empresas vascas. La industria ha intensificado su crecimiento en 2015. Si bien es cierto que aún lo hace a un ritmo moderado, está calando el mensaje de reindustrialización, de que este sector es la columna sobre la que se asienta el desarrollo económico vasco. Una labor conjunta para recuperar el peso perdido y para hacerlo de acuerdo con los nuevos tiempos. La manufactura avanzada es la nueva panacea y la nueva realidad. La continua y tradicional intensidad tecnológica de las industrias vascas debe dar ahora un nuevo salto cualitativo con la implantación masiva de las tecnologías de la información y de la comunicación. La Industria 4.0 es la única manera de mantener el peso industrial en el PIB y de ganar los desafíos globales de futuro. Junto a ello, no es menos destacable la aportación del sector servicios, debido a la reactivación del consumo interno y a la mayor actividad empresarial. Si no hay sustos internacionales, podemos encadenar el tercer año consecutivo de recuperación.