“El despilfarro de alimentos, una cuestión económica”
Arantza Madariaga, directora de la Fundación Elika
- Arantza Madariaga
- 26-Diciembre-2023
Arantza Madariaga, directora de la Fundación Elika Foto: Fundación Elika
En 2022, el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, a través de Elika Fundazioa, publicó un estudio pionero que analizaba el desperdicio alimentario en el sistema agroalimentario vasco, siguiendo las directrices establecidas por la Comisión Europea para homogeneizar la medición en el ámbito europeo. Según dicho estudio, la cadena alimentaria vasca desperdicia 244.972 toneladas/año, de las cuales el 57% corresponde a hogares, el 26% a la distribución, el 12% a Horeca, el 3% a transformación y el 2% al sector primario.
En estos años, hemos enfocado la campaña ‘La comida no se tira/ Janaria ez da botatzen’ a la ciudadanía en general, recomendando hábitos más responsables en la gestión de los alimentos y lo hemos hecho desde una vertiente medioambiental, social y también económica.
La alimentación ha sufrido en los últimos años numerosos vaivenes económicos, la pandemia, la guerra en Ucrania, la subida del precio de la electricidad y carburantes, de los insumos, todas estas cuestiones han influido negativamente en el sector, tanto en los productores de alimentos que han visto sus ganancias reducidas, como en las personas consumidoras que han visto como el precio de los alimentos ha subido exponencialmente. Aún así, el 37% de lo que se desperdicia en hogares, distribución y Horeca es comestible, lo que suponen 40kg/persona /año.
Hablamos mucho del precio de los alimentos pero no reparamos en el verdadero valor que tienen. Si compramos un kilo de carne de ternera por unos 11 euros/ kilo y se nos caduca, al echarlo además de tirar todo ese dinero a la basura, estamos desperdiciando 10.000 litros de agua que se necesitan para producir un kilo de carne, además de la energía utilizada para su producción y elaboración, pienso, gastos veterinarios, transporte, salarios, etc. Estamos dilapidando recursos cada vez más escasos y mucho dinero.
Por ello, cuando compramos alimentos debemos ser conscientes de que detrás del precio que pagamos, hay un valor todavía mayor. De ahí la importancia del consumo responsable de alimentos en los hogares o fuera, en comercio y hostelería. Somos parte de un gran sistema alimentario y somos corresponsables de ello.
Este año, la campaña ‘La comida no se tira/ Janaria ez da botatzen’ se centra en el comercio y la hostelería. Pronto se aprobará una Ley contra el desperdicio de alimentos que supondrá nuevas obligaciones para todos los agentes de la cadena alimentaria. Nuestra campaña es dual y pretende ayudar al sector del comercio y la hostelería a reducir y gestionar los excedentes con la ayuda de herramientas que hemos creado como Guías de Buenas Prácticas acompañadas de videos formativos y modelos de Planes de Prevención del Desperdicio de Alimentos (PPDA). Sin embargo, todos los esfuerzos que se hagan no servirán de nada si la ciudadanía, sus clientes no colaboran, de ahí que la campaña también llame a esa colaboración.
Del resultado de algunos pilotos llevados a cabo con estos sectores se deduce que un establecimiento que tiene un PPDA, reduce su excedente entre un 10% y un 20% en el primer año.
Tenemos poderosas razones para actuar, de forma colaborativa, para conseguir un sistema alimentario más sostenible, las medioambientales son evidentes, se están malgastando recursos naturales finitos, el cambio climático va a dificultar la producción de alimentos que serán más escasos y más caros. Está la cuestión social y ética que obliga a la reflexión individual y colectiva sobre nuestra forma de consumir alimentos y de desperdiciarlos cuando hay gente que no tiene garantizado el acceso a alimentos. Y por último, y no menos importante, hay razones económicas, deberíamos ser más responsables a la hora de consumirlos en nuestros hogares y, por supuesto, deben serlo los negocios y empresas alimentarias en las que una mala o inexistente gestión de los excedentes supone pérdidas económicas importantes.