Si algo ha evidenciado la pandemia del Covid-19, además de la dependencia exterior en muchos productos sanitarios básicos, es que la economía digital ha llegado para quedarse y que toda sociedad avanzada debe incorporar las nuevas tecnologías. Elementos como el teletrabajo, la necesidad de contar con servidores en la nube para intercambiar documentos o las redes de banda ancha se han hecho imprescindibles.
Esta crisis sociosanitaria marcará profundamente la economía pero también abrirá nuevas oportunidades de negocio. Además, va a acelerar la implantación de algunas tecnologías. Por ejemplo, en el confinamiento, el hogar se ha vuelto más importante que nunca, es donde se pasa la inmensa mayoría del tiempo. En esta situación, las redes de alta velocidad o las videoconferencías se han vuelto decisivas, tanto para el ocio, como para la educación o para el trabajo. Precisamente, la implantación masiva del teletrabajo ha provocado que se adopten, en un tiempo récord, numerosas medidas para garantizar el trabajo en remoto. Y, además, hacerlo de una manera cibersegura.

Asimismo, en la actual situación tecnologías como la inteligencia artificial están destapando todas sus posibilidades, ayudando, por ejemplo, a hacer modelos de la pandemia y a su control, como en Corea del Sur, o facilitando a las actividades esenciales logísticas o sanitaria poder continuar su funcionamiento.