El almacenamiento de energía es clave para lograr un nuevo sistema energético. Así, el pasado mes de octubre, el Gobierno central aprobó el borrador de la Estrategia de Almacenamiento Energético que contempla contar con una capacidad de 20 GW en el año 2030.

Las tecnologías de almacenamiento de energía son capaces de otorgar flexibilidad y estabilidad al sistema, además de evitar que exista una pérdida de energía renovable, liberándola cuando la demanda es alta y almacenándola cuando ésta es menor. Estas tecnologías, además han favorecido el desarrollo de la electromovilidad, del autoconsumo o del almacenamiento de energía térmica como solución para el aislamento en edificios. Del mismo modo, es altamente eficiente en el sector industrial, donde favorece la descarbonización de procesos que utilizan calor y frío.
En este escenario, el Gobierno central aprobó en octubre el borrador de la Estrategia de Almacenamiento Energético, clave para garantizar la transición a una economía neutra en emisiones y la efectiva integración de las energías renovables. El documento incluye la contribución de cinco centros de investigación, entre ellos, Tecnalia y CIC energiGUNE.
El texto contempla disponer de una capacidad mínima de almacenamiento de energía total de unos 20 GW en el año 2030 y de 30 GW para el 2050, cuando en la actualidad la cifra se sitúa en los 8,3 GW.
El documento incluye 10 ejes de acción y 66 medidas, como la segunda vida de las baterías, la economía circular, el impulso del hidrógeno verde, el uso del almacenamiento para el desarrollo tecnológico de islas y zonas aisladas, el impulso a la I+D+i, o la eliminación de barreras administrativas para facilitar proyectos e iniciativas. Entre las tecnologías de almacenamiento destaca, por su madurez, las centrales hidráulicas de bombeo, las baterías, los sistemas térmicos o el hidrógeno renovable.