“Desconfianza de las empresas alavesas ante un mercado inestable”
Juan Ugarte, director general de SEA Empresas Alavesas
- Juan Ugarte
- 16-Marzo-2023
Juan Ugarte, director general de SEA Empresas Alavesas Foto: SEA Empresas Alavesas
A punto de finalizar el primer trimestre de 2023, la evolución que han sufrido los indicadores económicos en este periodo, sumada a los hitos que protagonizan el panorama internacional, siembran de incertidumbre la senda por la que va a transitar el resto del ejercicio.
Pero, para conocer hacia dónde vamos, considero capital volver la vista atrás y recordar cómo hemos llegado hasta aquí. La escalada de los precios de la energía, así como de las materias primas y los combustibles, marcaron un ejercicio que estaba llamado a ser el despegue de la economía mundial y que, entre otros aspectos, se vio truncado por la invasión de Ucrania. Sobre estos pilares afrontamos el inicio de 2023, confiando en que la ansiada estabilidad política sentara las bases de un nuevo periodo fructífero para nuestras empresas.
Desgraciadamente no ha sido así. La visión pesimista de las empresas sobre la actual situación del mercado crece de manera notable, una visión basada en el aumento de la debilidad de la cartera de pedidos para muchas de nuestras empresas, o la constatación cada más compartida de un mercado estancado, tal y como valora el 60% de los consultados en el último observatorio realizado por SEA Empresas Alavesas.
Este porcentaje adquiere especial trascendencia cuando constatamos que supera en siete puntos las respuestas obtenidas hace seis meses. Aun así, estos datos negativos contrastan con el impulso de las empresas que siguen viendo el vaso medio lleno y prevén aumentar su plantilla en los próximos meses para hacer frente a la carga de trabajo que consideran tendrán a corto-medio plazo.
Si bien es cierto que cada sector vive una realidad diferente en la actualidad, hay elementos comunes que conviven con el día a día de nuestras empresas y ante los que la preocupación no deja de crecer. De nuevo, los precios de las materias primas y el incremento de los costes energéticos y laborales completan una suma cuyo resultado palpable es una nueva vuelta de tuerca en la reducción de los ya de por sí exiguos márgenes.
La situación internacional no parece aproximarse a una estabilidad que nos permita ver el horizonte con mayor optimismo, aunque es lejos de nuestras fronteras donde nuestras empresas están obteniendo los mejores resultados. Así, frente a un mercado nacional plagado de altibajos, el área de exportaciones ofrece mayores garantías, con ventas en gran medida similares a las registradas hace un año.
De puertas hacia adentro, el absentismo se mantiene como la gran preocupación, con índices inasumibles que están poniendo en riesgo la viabilidad de centenares de empresas fundamentales para el tejido alavés. Un absentismo a todas luces inexplicable en comparación con las ratios que se registran en el resto del Estado o, incluso, en la propia CAV, donde Álava obtiene un indeseado primer puesto. Este problema requiere de una respuesta conjunta por parte de todos los agentes implicados porque, de lo contrario, las consecuencias pueden ser letales para nuestra economía.
En esta misma línea, la falta de profesionales vuelve a ser, un año más, otro caballo de batalla ante el que la formación adecuada y la orientación para acceder a ella resulta fundamental. Las dificultades de nuestras empresas para reforzar sus plantillas y ejecutar una transición generacional eficaz supone un freno determinante en el crecimiento de una ciudad y de un territorio histórico, un freno para apuntalar el alto nivel de bienestar económico y social que tantas décadas ha costado conseguir con el esfuerzo de todos.
Los empresarios siempre hemos estado y estamos por esa labor, pese a ataques injustificados, especialmente en los últimos tiempos, que tratan de denostar el trabajo de profesionales cuyo principal pecado parecer ser la creación de empleo y calidad de vida. Eso, evidentemente, no nos ayuda a los empresarios ni a las empresarias, pero tampoco a la sociedad alavesa que trata de mirar con ilusión y esperanza a un futuro realmente incierto.