GUÍA DE LA INNOVACIÓN EN EL PAÍS VASCO 2024 "De salto en salto hacia el liderazgo europeo"

Roberto Urkitza, consejero delegado-director de Estrategia Empresarial

Roberto Urkitza, consejero delegado-director de Estrategia Empresarial.

La Guía de la Innovación alcanza la mayoría de edad porque con esta edición cumple 18 años. Nuestra publicación ha documentado durante este tiempo cómo el tejido empresarial vasco, en colaboración con agentes públicos y privados, ha dado grandes pasos hacia una Euskadi más competitiva, más sostenible y más inclusiva, gracias a la I+D+i. Hoy, no se entiende la respuesta que estamos dando a la transición hacia modelos de economía circular, a la digitalización o la reindustrialización, sin el fortalecimiento de las capacidades científicas y tecnológicas de Euskadi. La sociedad ha hecho suya la idea de que la agenda de desarrollo del País Vasco tiene en su frontispicio el compromiso con la innovación. Un compromiso que, como país, se refuerza año tras año.

Esta decimoctava edición de nuestra Guía de la Innovación coincide, además, con el inicio de una nueva legislatura y con cambios en los equipos institucionales que van a gestionar los asuntos relacionados con la I+D+i en los próximos años. Unos nuevos responsables que ya han mostrado su intención de mantener y reforzar este pacto no escrito y, apoyándose en lo realizado hasta el momento, ejecutar un nuevo salto cualitativo en materia de innovación, con el objetivo de acercarnos a los países de cabeza en Europa, al 3% del PIB en inversiones, que no gasto, en I+D. Un compromiso que explicitó el propio lehendakari Imanol Pradales y que los consejeros del Gobierno vasco han hecho suyo: incrementar anualmente como mínimo un 6% los presupuestos relativos a I+D+i.

Y ¿qué mejor contexto para visualizar este salto que el lema olímpico, símbolo universal de superación? La icónica frase ‘citius, altius, fortius’ (más rápido, más alto, más fuerte) resuena en este año olímpico que ahora termina y sirve para recordarnos que la innovación, como el deporte, requiere de metas ambiciosas, tenacidad, planificación, capacidad de sufrimiento, avances tecnológicos y constancia. Así como los Juegos Olímpicos simbolizan el esfuerzo conjunto y la excelencia, Euskadi aspira a romper récords y escalar su propio podio, impulsada por el compromiso de un liderazgo y una estrategia que priorizan la innovación como clave para un desarrollo económico y social sostenido.

Para materializar este nuevo salto en innovación hay que conocer la situación de partida. No es muy arriesgado afirmar que tenemos un muy buen punto de apoyo: un potente ecosistema científico-tecnológico y con recursos financieros, talento  y gestión avanzada, y todo ello en un entorno favorable: el consenso social a favor de la innovación. Podemos decir que estamos en una situación bastante aceptable, aunque aún lejos de los líderes europeos. La inversión en I+D alcanza el 2,16% del PIB, habiendo superado el pasado año por primera vez los 2.000 millones de euros de inversión en actividades de I+D, con una importante presencia de las empresas en estas actividades, que incrementaron su aportación cerca de un 12% con respecto al ejercicio anterior. Las partidas presupuestarias crecen año a año en las cuentas públicas, la participación de empresas y centros tecnológicos en proyectos de I+D consigue atraer recursos de programas internacionales, pero se mantiene una debilidad: conseguir que cada vez haya más pymes que hagan innovación de forma sistemática, que interioricen en su ADN la innovación. Un trabajo difícil por las propias estructuras de las pequeñas empresas que, además, son la mayoría en el mix del tejido empresarial vasco. Una labor en la que la Agencia Vasca de la Innovación, Innobasque, hace un trabajo encomiable, con programas como Hazinnova. Porque los esfuerzos por acercarla a las pymes no pueden desacelerarse.

Además, es necesario tener claro que esta apuesta de país está siendo sostenida en el tiempo, porque los saltos en innovación no son como los saltos en el vacío. Se asemejan más a una carrera de vallas, en la que tras dar un par de zancadas se salva un obstáculo, para volver a tomar impulso y dos pasos después saltar una nueva valla. Y así continuar haciéndolo, porque los competidores corren y saltan y, si te detienes, ellos se distancian. Y en esta Guía damos cuenta de muchos ejemplos de saltos innovadores entre las empresas vascas.

Todo ello en un contexto que comienza a complicarse. La vuelta a la presidencia norteamericana de Donald Trump augura cambios importantes en las relaciones comerciales y la globalización. Y el informe Draghi ha puesto el dedo en la llaga: solo cuatro de las 50 mayores empresas tecnológicas del mundo son europeas. Necesitamos un fuerte impulso porque el desafío no está en la falta de nuevas ideas, sino en las dificultades para convertir esas innovaciones en productos comercializables y empresas competitivas a nivel global. Ese es el nuevo salto pendiente.

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