Competitividad y rejuvenecimiento

Agricultura Ante el reto de su modernización

El futuro de la agricultura vasca está muy ligado a la competitividad y sostenibilidad de las explotaciones, con una mayor dimensión de los negocios, y con la entrada de jóvenes, que garanticen la continuidad de los mismos y diversifiquen las actividades.

Según los últimos datos del Censo Agrario, en la Comunidad Autónoma Vasca se contabilizaban 16.554 explotaciones agrarias, cuya gestión abarca 224.038 Ha, más del 31% de la superficie total de la CAV. En cuanto a su distribución, el 22% se encuentra en Araba, el 35% en Bizkaia y el 43% en Gipuzkoa. De ellas, solo un 21% se consideran explotaciones agrarias profesionales, unas 3.500, que están gestionadas por agricultores que únicamente viven de los ingresos generados por la actividad agrícola. Si se atiende a la producción agrícola, en los últimos 20 años muestra una suave tendencia al alza, aunque sujeta a los avatares del precio de la uva y el vino. Por valor de la producción, los principales subsectores son el vitivinícola, la hortícola, los cereales, la patata y los cultivos industriales (remolacha y oleaginosas).
La ‘fotografía’ de estas explotaciones es que la mayoría son de tamaño reducido, con un 30% de agricultores que supera los 65 años, con una agricultura a tiempo parcial que desarrolla producciones mixtas, con una productividad ciertamente baja y poca capacidad de adaptación al cambio. Frente a este tipo de explotaciones, se encuentran aquellas más profesionales, de una agricultura más joven y con orientaciones productivas puras, alto nivel de endeudamiento y pertenencia a organizaciones agrarias de producción y comercialización. Además, cuando la explotación agraria viene acompañada por la elaboración propia, el valor añadido aumenta de manera exponencial, tal como ocurre en los subsectores vitivinícola, ovino y en frutales (sidra), acogiéndose muchas de ellas a las denominaciones de origen o sellos de calidad.
Ante esta realidad, los esfuerzos institucionales y empresariales se centran en la profesionalización del agro vasco, mediante el fomento del relevo generacional, el aumento de la dimensión de las explotaciones, la sostenibilidad de estos negocios, la introducción de la transformación y la diversificación. En este sentido van encaminadas diferentes iniciativas puestas en marcha en los últimos años, como el Estatuto de las Personas Jóvenes Agricultoras, para favorecer el acceso al mundo rural de los menores de 40 años; el programa Gaztenek 2020; el apoyo a las alianzas y otras fórmulas de cooperación; o el agroturismo. Un trabajo en el que colaboran las instituciones, las cooperativas agroalimentarias, las asociaciones de baserritarras y de desarrollo rural, el Clúster de la Alimentación…
La agricultura ecológica crece con fuerza El gusto por lo sano y lo natural está también presente en las formas de hacer en el agro vasco. Alimentación saludable basada en productos naturales y de proximidad que conserven todos los nutrientes y cualidades vitales, sin conservantes ni químicos añadidos, es la forma en la que trabajan los productores ecológicos. Así, crece con fuerza la modalidad de agricultura ecológica, que año a año ve cómo se incrementa el número de superficie cultivada bajo esta modalidad y crecen también los productores y la facturación de las empresas transformadoras y comercializadoras. En el País Vasco esta modalidad de producción se agrupa en el Consejo de Agricultura y Alimentación Ecológica de Euskadi, Eneek. Según sus últimos datos oficiales, en 2016 el número de operadores ecológicos ascendía a 514, lo que supone 38 más que el año anterior, con un incremento del 8%. En cuanto a la superficie, las hectáreas ecológicas eran 3.214, con un aumento del 7,7% sobre 2015. La vid continúa siendo el principal cultivo ecológico de Euskadi, con 516 Ha. En cuanto a ganadería, ascienden a 95 las explotaciones ecológicas, con un crecimiento del 10,5%. Asimismo, sigue siendo una seña de identidad el peso de las empresa dedicadas a la transformación agroalimentaria de productos ecológicos, con 152 actividades agroalimentarias certificadas. Por último, un dato representativo de la evolución de esta industria y del consumo de productos ecológicos lo aporta el volumen de facturación de las empresas transformadoras y comercializadoras inscritas en Eneek, que facturaron más de 17,3 millones de euros, con un crecimiento del 28,7% sobre 2015.

Cereales

La campaña de cereal, fue excepcional desde el punto de vista productivo y no tanto a nivel de precio, con unos mercados hundidos. La superficie dedicada a cereal creció un 3%, tras las continuas bajadas habidas desde 2012. El rendimiento aumentó en todos los cereales, especialmente en cebada y avena. Este aumento de la superficie, unido a una media de incremento del rendimiento del 36% dan una subida de la producción del 41%. En cuestión de precios hubo una caída del 9% en su media ponderada, siendo parecida bajada en todos ellos, con lo que finalmente, unido a la subida de producción del 41%, el valor de la producción creció un 28% en este ámbito.

Leguminosas

Al igual que en 2015, debido a los requerimientos de la PAC se incrementó la superficie de leguminosas, sobre todo de habas y habines. No fue un buen año para alubia. En Gipuzkoa, las producciones más altas se dieron en la costa, gracias al viento norte que ayudaba a paliar la situación de estrés durante el mes de agosto. En Bizkaia, la campaña fue normal tirando a corta con producciones irregulares. En Araba la alubia arrocina presentó mejores resultados gracias a que es más precoz, la variedad pinta sufrió de lleno los calores en la época de floración. En cuanto a la superficie, tuvo una tendencia creciente, al menos en Araba. Este año, la superficie en toda la CAE se incrementa un 3%, que unido a una caída de rendimiento del 9%, provoca un decremento de la producción del 6%.

Fruta

La cosecha de manzana de la campaña 2016 fue en general irregular y bastante más escasa que un año normal debido a la sequía, pero de gran calidad. En general la manzana maduró más tarde que otros años, pero ello contribuyó a ganar peso durante la maduración y a aumentar la cantidad de azúcar y acidez. El rendimiento en manzana de mesa cayó un 50% y la de sidra, un 31% con respecto al excepcional 2015. La temporada de nueces y avellanas fue más corta que 2015, pero gracias a ciertas lluvias de otoño, han sorteado mejor la campaña que los frutales de pepita. El rendimiento de la nuez cayó un 7%.

Patata

Buen año para la patata, a pesar de la bajada de rendimiento, ya que 2015 fue excepcional. En patata de siembra destaca la buena campaña en la Montaña respecto de la Llanada. La superficie sembrada de patata en Araba se redujo (-4%), en la misma proporción que su rendimiento, con lo que su producción se bajo un 8%. El rendimiento de la patata de siembra vio mermado su rendimiento un 16% y en el conjunto de la patata en Euskadi, el rendimiento bajó un 3%. El precio aumentó un 14% en la media de la CAE, con lo que unido a la bajada de producción del 6%, ocasionó un aumento del valor producido del 8%.

Cultivos industriales (remolacha y oleaginosas)

La superficie de remolacha bajó un 18%, pero los rendimientos, crecieron un 2% con respecto a 2015 y, por zonas, la diferencia entre la zona de Valles con rendimientos que superan las 100 t/Ha y la Llanada (ligeramente por debajo de las 90 t) es sustancial. Debido a las diferentes subvenciones que percibe este producto, el ingreso por Ha se mantiene creciente y sin grandes fluctuaciones, algo que evita la incertidumbre en el agricultor. En cuanto a las oleaginosas (girasol, colza y soja), desde 2008, año en que se incorporó al Pago Único, no tenía una ayuda asociada propia hasta 2015. Tras el aumento de su superficie en 2015, en 2016 ha vuelto a bajar, concretamente el girasol (-37%), volviendo a la superficie de 2013. En cuanto a su rendimiento, la campaña de girasol fue irregular. La colza incrementó su superficie, en este caso un 23%, llegando a las 1.022 Ha, cifra récord. Su producción se incrementó un 53% y su precio un 3%.

Hortícolas

La campaña hortofrutícola fue muy heterogénea. Por lo general la campaña fue más escasa en comparación con 2015, pero buena desde el punto de vista sanitario. La producción hortícola se redujo un 4% debido a la caída de sus rendimientos medios. Unido a una subida de sus precios medios del 1% provocó una bajada del valor de su producción en un 3%.

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