GUÍA DE LA INNOVACIÓN EN EL PAÍS VASCO 2023 “Apuntes sobre ética e innovación”

Jonan Fernández, secretario general de Transición Social y Agenda 2030 del Gobierno Vasco

Jonan Fernández, secretario general de Transición Social y Agenda 2030 del Gobierno Vasco. Foto: Gobierno Vasco

provecho este espacio para exponer una breve reflexión –a título estrictamente personal– sobre ética y actividad innovadora. Cabría formular así la hipótesis de partida: puede ser más eficaz no pretender ser únicamente eficaz.

La idea de innovación corre riesgos si únicamente se guía por un imperativo de eficacia. La eficacia es un medio. El fin es universal: el servicio a la persona y la sociedad. Una concepción ética de la innovación no es garantía pero es condición necesaria para que sus resultados sean socialmente sostenibles. 

La innovación requiere asentarse en bases éticas y favorecedoras de una finalidad pro-social y promotora de la dignidad humana. Una propuesta de bases para una ética de la innovación podría estructurarse en cuatro ejes temáticos: realidad, potencialidad, autenticidad y humanidad.

·Base de realidad. Punto de partida: humildad. El saber, poder o hacer del ser humano son limitados. Suscita una tensión entre proporción-desproporción de nuestras pretensiones. Apela a la responsabilidad de la moderación. Objetivo: el mejor anclaje posible en la realidad. 

Criterios a los que empuja en cada proceso innovador: estudiar alternativas de menor dimensión o impacto; justificar la utilidad social sostenible de la innovación; argumentar la sostenibilidad ecológica; contemplar la optimización de recursos; o valorar el costo de la universalización de la innovación.

·Base de potencialidad. Punto de partida: creatividad infinita de la persona. El ser humano atesora realidades y capacidades que desbordan sus previsiones. Invita a valorar y aprovechar lo que ya existe. Persigue la sinergia. Objetivo: La máxima promoción personal y social. 

Criterios a los que empuja en cada proceso innovador: incorporar la génesis de procesos previos; comprobar la no repetición o duplicidad; identificar lo valioso existente; crear para el despliegue de la libertad innovadora; o protocolizar la interacción para unir lo mejor con lo mejor.
· Base de autenticidad. Punto de partida: conciencia moral. Todos los seres humanos tienen conciencia para discernir sobre sus decisiones. Apela a la responsabilidad de la honestidad. Tenemos conciencia para poder elegir con sentido ético. Objetivo: promover la justicia y la igualdad.

Criterios a los que empuja en cada proceso innovador: asumir un compromiso personal de no arbitrariedad; analizar la incidencia de costos y beneficios para las personas más desfavorecidas; valorar el impacto en la generación y redistribución de riqueza y en la contribución a la igualdad, o estudiar alternativas con mejor impacto en los desequilibrios.

· Base de humanidad. Punto de partida: sentido de la dignidad humana. Las personas somos más que un precipitado de egoísmo. El desarrollo humano está vinculado al compromiso común con la dignidad. Cada innovación interroga sobre sus efectos: promueven la libertad o la alienación de las personas. Objetivo: La más amplia autonomía de la persona.

Criterios a los que empuja en cada proceso innovador: argumentar la aportación al desarrollo humano; evitar generación de expectativas falsas; argumentar el valor universalizable, justificar la no instrumentalización de la persona, o estudiar alternativas de mejor impacto en las dependencias humanas.

Cada proceso innovador merece una reflexión sobre sus bases y efectos. Incluso podría merecer un estudio de impacto ético. Un estudio que puede encontrar un marco de referencia universal y solvente en los indicadores de los objetivos y metas de la Agenda 2030.

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