El principio de igualdad entre mujeres y hombres es, a priori, sencillo. Se define como “la ausencia de toda discriminación, directa o indirecta, por razón de sexo, y, especialmente, las derivadas de la maternidad, la asunción de obligaciones familiares y el estado civil” . Su consecución práctica, sin embargo, no está resultando fácil. Alcanzarla de forma efectiva requiere un trabajo riguroso en diversos ámbitos. En lo que a la actividad empresarial respecta, ha sido el legislador quien ha trazado el camino por el que debe discurrir dicho esfuerzo, así como fijado los tiempos en los que recorrerlo. Primeramente, debemos partir de la prohib