Europa se encuentra en un momento decisivo de transformación. La sostenibilidad, la digitalización y la descarbonización no son solo aspiraciones, sino los tres pilares estratégicos que deben guiar nuestro avance hacia una sociedad más resiliente, competitiva y esperanzadora. En este contexto, Euskadi tiene ante sí una oportunidad histórica: consolidarse como un referente industrial y tecnológico en el continente. Pero para lograrlo, no basta con tener potencial; se necesitan dosis equilibradas de velocidad, ambición y colaboración.
La industria sigue siendo el motor de nuestra economía y el elemento diferenciador que nos posiciona en el mapa europeo. El Plan de Industria Euskadi 2030 recientemente presentado por el Ejecutivo vasco lo deja claro: la innovación, la digitalización y la diversificación productiva son claves para fortalecer el empleo y atraer talento. Sin embargo, también debemos reconocer que Euskadi, y Europa en general, aún no lideran el desarrollo tecnológico global. Países como Reino Unido, Países Bajos, Suecia, Alemania y Finlandia marcan el ritmo, mientras el resto orbitamos a su alrededor, intentando absorber y nutrirnos de sus avances.
A pesar de ello, Euskadi ha demostrado ser especialmente eficiente en ese proceso de incorporación tecnológica. Gracias a una gestión rigurosa, una apuesta firme por la calidad total y el cuidado del conocimiento, hemos logrado extraer el máximo valor de las herramientas disponibles. Hoy contamos con una infraestructura de conectividad fija a través de fibra óptica y un despliegue de 5G que nos sitúan como ejemplo en Europa y destaco con orgullo el papel esencial de Euskaltel en ello. Y es que en Euskadi hemos sido muy eficientes en sacarle máximo provecho a esa tecnología gracias al cuidado de tres conceptos importantes: alimentar el conocimiento, creer en el precepto de la calidad total y gestionar con rigor; pero aún estamos lejos de aprovechar todo nuestro potencial. 
La inteligencia artificial, el cloud, el IoT, las redes privadas 5G y la ciberseguridad ya no son conceptos futuristas: son realidades que deben integrarse de forma inmediata en nuestra vida cotidiana, en lo personal, lo social y, sobre todo en nuestras empresas y Administraciones Públicas. Estas tecnologías permiten optimizar procesos industriales, automatizar operaciones, mejorar la atención ciudadana, gestionar emergencias, desarrollar ciudades inteligentes y garantizar la seguridad alimentaria. Incluso impactan en la supervivencia de nuestra lengua. Para todo ello hace falta compromiso o lo que es lo mismo: inversión. En Euskaltel/Masorange estamos acelerando inversiones relevantes para la gestión autónoma y adecuada de los datos que generamos y para su computación; algo esencial para el desarrollo adecuado de las tendencias citadas.
El Informe Draghi de 2024 lo advierte con claridad: Europa solo podrá competir con potencias como EE. UU. y China si apuesta decididamente por la digitalización industrial y el desarrollo de tecnologías punteras. Euskadi, con su ecosistema de conocimiento y empresas como Euskaltel/Masorange, ya está aplicando soluciones avanzadas y está preparada para acompañar a sus ciudadanos y empresas en este camino hacia la excelencia.
Pero el tiempo apremia. La transformación digital no puede esperar. Necesitamos una normativa ágil, inversiones estratégicas y una visión compartida que nos permita avanzar con decisión. Euskadi tiene el conocimiento, la infraestructura, el talento y la voluntad. Lo que falta es acelerar el paso. La conectividad del mañana se construye hoy. Y Euskadi está lista para liderar ese futuro, si todos -instituciones, empresas y ciudadanía- caminamos juntos hacia él y en Euskaltel / MasOrange estamos preparados y encantados para acompañaros desde la cercanía en el tránsito exitoso de ese nuevo camino.